Por Andrés Lavaselli
Las conversaciones que hasta hace dos días mantenían delegados de Diego Santilli y Facundo Manes quedaron congeladas y todo indica que una interna extendida, que abarque toda la tira de candidatos, será el formato con el cual llegue Juntos a las PASO. Idéntica pero inversa certeza hay en el Frente de Todos, donde la unidad excluirá la competencia en todos los niveles.
La declinación de Jorge Macri parece haber sellado la única síntesis posible en la oposición: Tanto Manes como Santilli están convencidos que tienen chances de ganar, por lo que nadie apuesta a un acuerdo allí. Es cierto que Gustavo Posse aún mantiene en pie su lista. Como en teoría dividirá el voto radical, hay quien atribuye su persistencia al estímulo de Horacio Rodríguez Larreta. Pero pocos creen que llegue a las elecciones. El panorama se completa con la lista de Florencio Randazzo –Carolina Castro, tentada por la UCR, finalmente lo secundará- y la oferta de la izquieda, que logró la paradoja de una unidad a medias. Son dos fuerzas cuyo papel es resistir el tironeo de la polarización, aunque con votos que pueden valer doble en un escenario de diferencias exiguas.
En el “poroteo” de Juntos, hay datos clave. Manes corre como favorito del interior. Pero todas las ciudades grandes de ese territorio son gobernadas por intendentes que juegan PRO: Mar del Plata, Bahía Blanca, Olavarría, Junín… Hasta San Nicolás, a partir del acuerdo que cerró Santilli con el clan Passaglia (Santiago Passalglia intentará renovar en Diputados) y Pergamino, en manos del radical Javier Martínez, cuyo padrino político es Daniel Angelici. El neurólogo confía la sorpresa que causó su candidatura y en su perfil alejado de la política tradicional en un contexto de hartazgo por los efectos de la pandemia. Y en que el enojo de Macri le retacee apoyo a Santilli en el Conurbano. Un equipo de campaña en el cual destacan el publicista Ramino “Dicen que soy burrido” Agulla junto a Gastón Douek es otros de sus activos. Santilli confía en contrarrestarlo con su poder de fuego mediático.
En las lista nacional, el acuerdo del “Colo” con Pichetto no implica que este juegue una candidatura, como tampoco se postularía Stolbizer con Manes, sino que pondría un delegado (¿Omar Duclós?). Al neurólogo ya le dijeron que no otras dos mujeres: Estenssoro y la exministra de Macri Isela Constantini, que hoy reporta a Eduardo Eurnekian. Graciela Ocaña, en contrastre ya le dijo sí a Santilli, igual que Carrió, cuyo candidato sería Juan Manuel López
Una de las peleas escondidas en esa interna tiene como botín la presidencia del bloque de Senadores bonaerenses de la oposición, que dejará de estar en manos de Roberto Costa por imperio de la ley de restricción de reelecciones. Manes juega a Joaquín De La Torre, y Santilli cedió el primer lugar a quien Jorge Macri designe. El que gane, será el interlocutor de Verónica Magario en el político que Axel Kicillof considera más importante para el tramo final de su mandato. Para el Gobernador es en principio una buena noticia: Él recela de Costa pero, más significativo, también de Magario. ¿Y a 1uién jugará el Frente de Todos para terciar allí? Algunos recuerdan que la ministra de Gobierno, Teresa García, es de San Isidro y que se le vence la banca que ganó en 2017. Otros dicen que podría volver al Congreso.
En la lista nacional del Frente de Todos, la incógnita a esta altura parece más el ordenamiento que los nombres en sí mismos. Aunque con Cristina nunca se sabe, hay algunas pistas firmes. Victoria Tolosa Paz miró la final de América con el Presidente y escuchó de su boca que la impulsaría a la arena electoral. El ministro de Desarrollo Social Daniel Arroyo cree lo mismo. En su entorno desliza una novedad: Si sale del gabinete, un anotado de última hora para sucederlo es el intendente de Hurlingham, “Juanchi” Zabaleta. El otro es Andrés Larroque, aunque está peleadísimo con el Movimiento Evita, que talla fuerte en esa cartera. Kicillof quiere retenerlo en Provincia, bajo la lógica de que ningún otro Cámpora (ese ministerio es para esa agrupación) tiene un margen político de acción propio tan amplio, y por lo tanto una ejecutividad de gestión tan aceitada.
Por lo demás, en La Plata no se hacen michas ilusiones con la permanencia de Nicolás Kreplak. En la lista de nombres que esperan con alguna chance el “lapicerazo” confirmatorio de CFK algunos siguen anotando a Insaurralde – y otros a Nardini o Sujarchck- tal vez porque nadie se atreve aún a presentar un recurso contra el fin de las reelecciones indefinidas. El que parece ir zafando de la presión expulsiva del gabinete hacia las boletas que ejerce el kirchnerismo es Santiago Cafiero. Con Fernanda Raverta y Luana Volnovich al parecer fuera del armado, el cupo femenino planea incógnitas que tampoco resolvería Malena Galmarini. (DIB) AL