El Plan A, con monopolio ruso y 60 mil inmunizaciones en diciembre. Las opciones, porque puede fallar. Kicillof, el primer vacunado. El presupuesto, un plan social y cómo «dormir» el plan anti PASO.
El gobierno de Axel Kicillof ya definió el esquema para dar lo que espera que sea la noticia más importante de este fin de año político: el inicio, sobre las fiestas, de la campaña de inmunización contra el Covid-19, con la aplicación de la vacuna rusa a unos 60 mil bonaerenses. Pero aún no se despejaron incógnitas esenciales: como el esquema de abastecimiento no está aún asegurado, se manejan hasta tres variantes para ese plan.
Kicillof, como se contó acá, tuvo un rol central (y poco conocido) en el arranque de las negociaciones con Gamaleya, el laboratorio estatal de Vladimir Putin. Pero una vez encaminadas las conversaciones se apartó y la firma del contrato corrió por cuenta de la Casa Rosada. Por eso, el volumen, el modo y los tiempos del abastecimiento del producto dependen de definiciones que él no toma. Eso lo obliga a manejarse, para la planificación, con información ajena.
“Por ahora hay un plan A, pero también un B y un C”, dicen en La Plata. La existencia de cursos de acción paralelos es un recaudo normal y esperable para un operativo del que dependen vidas, pero a la vez refleja la incertidumbre latente producto de dos motivos. 1) Las vacunas aún no llegaron 2) La ANMAT, el organismo regulatorio argentino, todavía no las aprobó. Para resolver ambas cuestiones viajó ayer una delegación a Rusia.
Si esos representantes tienen éxito, la información que envíen acelerará el trámite sanitario-administrativo en Argentina, por lo que solo restará que se cumpla lo pautado en el contrato. Para la provincia, significa vacunar a unos 60 mil policías y trabajadores de la salud antes del 31 de diciembre, y después sumar 1 millón de personas en enero y dos millones en febrero. En junio, deberían tener sus dos dosis aplicadas 6 millones de personas en suelo bonaerense.
Ese es el plan A de Kicillof, lo que ocurrirá si todo sale perfecto. Otro detalles: Hasta el inicio del otoño, la prioridad serán personas de más de 60 años, docentes y auxiliares y grupos de riesgo. El operativo, cuando esté a pleno, incluye unos 300 puntos de aplicación, que trabajarán en dos turnos de seis horas cada uno para dar 200 dosis en cada turno. Kicillof ya tomó una decisión, simbólica: será el primero en vacunarse en la Provincia. La vacuna de Pfizer se incorporará en marzo y la de Astra Zéneca en abril.
Las opciones menos óptimas rebajan el ritmo de avance de acuerdo a la disponibilidad del producto, y reasignan prioridades. A modo de ejemplo: puede restringirse el grupo prioritario a las personas de más de 80 años, o incluir a quienes tiene ciertas enfermedades y no otras como factor de riego. El Estado regulará todo a través del sistema de turnos, que arranca a funcionar en enero y supone por parte del ciudadano la entrega de información personal y la suscripción de un protocolo de aceptación.
Las otras apuestas
El cronograma de fin de año registra otras dos apuestas importantes. La primera es compartida con la oposición: la aprobación del Presupuesto. María Eugenia Vidal le dio alguna certeza a Kicillof de que JpC tiene voluntad de darle el OK a mediados de diciembre, en una negociación que incluye los famosos ya 24 cargos –o una parte sustancial de ellos-, en especial los del directorio del Banco. Como toda negociación, podría incluir sorpresas. De hecho, a principios de este año, ocurrió exactamente eso y todo voló por los aires.
La otra estación intermedia antes de las vacunas es el reforzamiento de las partidas sociales. La provincia sumará 200 mil beneficiarios de la AUH como consecuencia del re empadronamiento nacional que lanzó Fernanda Raverta, exministra de Kicillof, desde Anses. Además, habrá un anuncio, aún en definición, para los comedores escolares. Y una ampliación de los programas de escuelas de verano, para contener a chicos de clase media para abajo. Esta decisión surge de una advertencia de la Iglesia al Gobernador, vía el ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque, que es quien lleva el vínculo con los obispos.
Ese combo de acciones contiene una omisión notable: el empuje a la eliminación de las PASO, que los colegas peronistas de Kicillof –y algunos que no lo son- semi acordaron con el presidente Alberto Fernández. Esta semana, incluso, avanzaron con la presentación de un proyecto concreto en el Congreso.
No es que el bonaerense no vaya a plegarse, si es que a nivel nacional el expediente avanza. Pero en las últimas 48 horas terminó de quedar claro que él no va a hacer nada porque eso ocurra a nivel provincial. Y ya se sabe que allí hay una dialéctica: si aquí se traba, la idea nacional pierde sentido. Tal vez contra esta reticencia de Kicillof haya que leer el pedido de Máximo Kirchner de un consenso lo más amplio posible para avanzar con la idea. (DIB) AL