El origen bonaernese de la creacion de la mesa nacional del FdT, una derrota de Alberto Fernández. El rol de Máximo Kirchner y su sintonía con Kicillof. La mesa homóloga pero a nivel provincial: una lógica completamente diferente. Juntos: una cumbre con los intereses de los intendentes en primer plano. El factor liberal sigue en modo incógnita.
Por Andrés Lavaselli
La convocatoria a una mesa política nacional que el kirchnerismo le impuso a Alberto Fernández es la gran novedad de estas horas. Esa derrota, que el Presidente resistió como pudo durante meses, se vincula de modo directo con dos movimientos esenciales del oficialismo bonaerense. La reaparición pública de Máximo Kirchner, que puso en movimiento el mecanismo que culminó en la rendición presidencial por un lado. Y la reactivación de un esquema de conducción colegiada del Frente de Todos a nivel provincial, por el otro.
La mesa nacional del oficialismo era un reclamo del kirchnerismo desde los días posteriores a la derrota de 2021. La creación de la Liga de Gobernadores, a mediados del año pasado, incorporó también ese objetivo. Pero Fernández recién se avino a dar el paso esta semana ¿Por qué? Porque una reunión del peronismo bonaerense en Merlo se lo exigió de modo perentorio. Fue la gota que colmó el vaso: le demostró al Presidente que se quedaba sin base política en el distrito que explica el 50% de los votos del FdT a nivel nacional.
Si la foto de ese cónclave en el conurbano, con Axel Kicillof, Sergio Massa y Kirchner junto a un grupo de intendentes, tuvo un efecto tan poderoso fue porque hizo asomarse a Fernández al abismo del desbalance completo del poder interno. Estaban los jefes de las líneas internas más relevantes pero ningún representante suyo. La convocatoria fue del líder de La Cámpora, quien así retomó la iniciativa política después de una larga y silenciosa estadía en el sur que había sembrado muchas suspicacias.
Ese retorno es un dato político de primer orden. Para comprobarlo, basta prestar atención a una reunión en La Plata que se hizo mismo día del mitin de Merlo. Estuvieron Kicillof, Kirchner e intendentes. Una mesa política, pero bonaerense. Su significado emerge por contraste con la nacional: aquí no hubo imposición. Pero no se agota allí. Como Máximo no irá a reunirse con Fernández, su presencia resalta la sintonía con el Gobernador. Además, el Diputado era sostén de Martín Insaurralde en su aspiración de disputarle a Kicillof la candidatura a la reelección. El estado de su vínculo con el gobernador se convirtió entonces en otro dato que sugiere que el jefe de Gabinete no consumará ese desafío.
Un hecho poco mencionado: Kicillof ya había dado a Fernández señales de distancia incluso antes del movimiento que desencadenó Máximo. No solo mandó a responder con una enfática negativa una invitación de la Casa Rosada a aliarse contra La Cámpora que se filtró a través del portal Infobae. Después de eso, se ausentó de una visita del Presidente a Ensenada.
No está claro cuándo arrancará la mesa nacional ni cuál será su formato. Pero no puede extrañar en este contexto que Kicillof vaya allí a rechazar una candidatura de Fernández a la reelección. Al Presidente tal vez eso no le preocupe tanto como el hecho de que ese espacio le imponga decisiones de gobierno. Otra diferencia con Provincia: aquí la Mesa ya comenzó a discutir el reparto de fondos para el año electoral. La presencia de Kirchner otra vez es importante: garantiza esos acuerdos.
En suma, el FdT luce tan ordenado en Provincia que hay un sector interno que volvió a la carga con la vieja idea de desacoplar sus elecciones de las presidenciales. El motivo es simple: hoy es más probable que el oficialismo triunfe en el ámbito bonaerense que en el nacional. Pero la factibilidad es compleja. Si bien la fecha de la general se cambia por decreto, habría que modificar también las PASO, para lo cual se necesita una ley. Y aunque se aprueba por mayoría simple los números en la Legislatura igualmente requieren de un apoyo de la oposición que no llegará.
No tan cumbre
En Juntos, una reunión de intendentes en Olavarría a la que asistieron los cuatro pre candidatos a gobernador confirmados (Santilli, Grindetti, Ritondo, Iguacel) se presentó como una “cumbre de unidad”. Pero tuvo poco de ambas cosas. Aunque se dio una señal de convivencia pacífica, fue a la vez la ratificación de que no hay chances de una candidatura única a Gobernador: nadie se bajó Tampoco fue una cumbre, si por eso se entiende un encuentro excepcional: esos mismos actores suelen cruzarse vía zoom todos los lunes.
En realidad, se trató de una movida de los intendentes PRO. Sólo así se entiende que uno de los debates que se pusieron sobre la mesa haya sido el de implementar el esquema de la “Y”. Es decir, la posibilidad de que un alcalde pegue su boleta a la de dos candidatos a gobernador. Lo hacen porque están preocupados por las PASO. “Si vamos divididos en algunos distritos puede ganar la interna un radical”, dicen. El problema es que los que se oponen son Santilli y Bullrich.
La reunión más bien ratificó la posibilidad de que finalmente haya fórmulas cruzadas con la UCR. Pero no despejó una incógnita mayor: qué harán los liberales. Por ahora, lo obvio: se suben el precio. Tanto José Luis Espert como Javier Milei rechazaron en la semana ofertas de acercamiento a Juntos. (DIB)