La situación se repite todas las tardes en una de las zonas más transitadas de la ciudad. Muchos de los turistas que presencian los espectáculos no respetan el uso de barbijo
El foco de las autoridades marplatenses estuvo, desde el comienzo de la temporada, colocado sobre las fiestas clandestinas y los encuentros masivos en las playas, situaciones que a la fecha continúan reproduciéndose. Sin embargo, a estas inquietudes se le sumó una nueva problemática que por estas horas intranquiliza y mucho.
Se trata de las aglomeraciones ocurridas durante los últimos días en la Rambla, uno de los puntos más emblemáticos de la ciudad, frente a la Playa Bristol y con el Casino Central como testigo privilegiado. Por allí pasan miles de personas todas las tardes y cientos de ellas se reúnen y detienen para ser parte de diversos shows a la gorra, los cuales no revisten ningún tipo de control y en los que no se respeta el distanciamiento social.
Infobae recorrió la zona durante varios días y registró una de las principales preocupaciones que surgen en medio de una temporada a la baja, con los casos de coronavirus en aumento y en medio de un escenario de relajación que poco tiene que ver con lo que verdaderamente exhiben los datos sanitarios día tras día.
Desde el municipio responden que intervinieron la Rambla en reiteradas oportunidades. Que fue Inspección General quien dialogó con los artistas callejeros y les indicó que no pueden realizar eventos semejantes en donde se llegan a concentrar más de 300 personas y en donde no se establece ningún tipo de protocolo en cuanto al manejo de los espacios y el uso del tapabocas.
“Algunos convocan poca gente y otros una multitud. Estos últimos poseen una infraestructura grande, con una logística importante. Hay mucha gente detrás trabajando para ellos, entonces se torna difícil”, explica una fuente cercana al Ejecutivo local a Infobae.
El funcionario explicó que si bien la Rambla, diseñada por el arquitecto Alejandro Bustillo, tiene jurisdicción provincial, corresponde que el municipio de General Pueyrredón sea quien exhorte a los turistas en este conflicto.
La Playa Bristol acostumbra a entregar, año tras año, imágenes significativas en relación al aforo turístico que allí vacaciona. Y en esta temporada, que registra porcentajes bajos en cuanto a las cifras, la concentración continúa siendo total. Históricamente es una zona transitada y la salida de la playa coincide con la Rambla en la cual se desarrollan estos shows callejeros.
“Tratamos de que la gente tenga sentido común: estamos en una pandemia y no se pueden hacer las cosas normales que se realizaban antes; no es un tema de cortar libertades ni nada, solo de cuidarnos entre todos y cuidar la población. Lo lógico sería que todos estemos continuamente trabajando, y eso estamos haciendo”, remarcó la autoridad municipal.
A ello se le suma el corredor comercial que está dispuesto sobre la playa. Una feria en donde conviven puestos de ropa con diversos artículos, accesorios y recuerdos marplatenses. La amplitud del camino no supera los dos metros. Y es común ver que allí también se genera un amontonamiento que tiene en sus puntas las únicas dos maneras de ingresar o salir. Lo mismo sucede con los puestos gastronómicos que le dan continuidad a ese corredor. Todo está distribuido en menos de 200 metros.
“Los hemos sacado, hemos hecho la recorrida oportuna. Son sectores provinciales, nosotros igual intervenimos y vamos a hacer la corrección que haga falta. Porque hablamos con esta gente, tuvimos diálogo, y en este contexto no podemos permitir que estén ahí sin distanciamiento ni barbijo. Lo mismo ocurre con las playas”, destacó el funcionario.
Uno de artistas que más público convoca es El Chileno, un histórico comediante llamado Luis Flores, quien con una voz rasposa, su clásica gorra y un micrófono aglutina una multitud, que logra superar las 400 personas, quienes se concentran en las escalinatas de la Rambla. Pero no es el único: con él conviven otros espectáculos musicales.
Los shows suelen comenzar a las 17 y terminar antes de las 21. Pero todo depende del clima, factor clave en este aspecto dado que si la jornada invitó al turismo a la playa, posiblemente el aforo sea mayor y cada evento dure más de lo común. Si está ventoso, la convocatoria es menor.
Las autoridades sostuvieron que darle fin a este contratiempo se vuelve mucho más tedioso que cualquier otra fiesta o encuentro clandestino. “Si fuese en un local uno puede ir y multarlo. Y si reincide clausurarlo. Acá no podemos. Y tampoco se puede usar la fuerza policial para dispersar a la gente o darle fin a un tema en el que entendemos que las personas buscan divertirse y los artistas trabajar”, explicaron.
Asimismo remarcaron que este fin de semana reforzarán los controles y habrá un redoble de esfuerzos para evitar una mayor concentración. La preocupación radica en el cambio de quincena: temen que durante el fin semana la situación se pueda desbordar y el costo sea muy alto. (Fuente: Infoabe)