En una charla con Agencia DIB, Jorge Rosito, marplatense y entrenador de Faustino Oro, cuenta por qué todo el mundo habla del niño argentino que alcanzó el título de Maestro Internacional de la FIDE.
Si una persona escribe en Google “ajedrez + genio”, desde el domingo pasado seguramente las palabras que más se van a repetir en los enlaces ofrecidos van a ser las siguientes: Faustino Oro, argentino, récord, talento, maestro, “Chessi”, “Faustineta”, Kasparov, Argentina, Messi, Maradona, entre otras.
Lo cierto es que Faustino Oro terminó primero e invicto en el Torneo de Maestros de Barcelona, en el Club d’ Escacs, y se convirtió en el Maestro Internacional de Ajedrez más joven de toda la historia, a los diez años y ocho meses.
El logro tiene una magnitud tal vez inconmensurable para quienes no están – o no estamos – en el mundillo de este deporte, pero basta escuchar unos minutos el entusiasmo y la admiración con la que habla su entrenador, Jorge Rosito, para entender que lo que alcanzó este niño y lo que puede llegar a alcanzar, es inmenso.
“Nadie en la historia del ajedrez jugó como está jugando Faustino ahora, ni (Bobby) Fisher, ni (Garri) Kasparov. Nadie”, asegura Rosito en diálogo con DIB, deslumbrado y agradecido por entrenar al niño Oro.
“La Federación Internacional de Ajedrez entrega tres títulos: el de Maestro FIDE, el de Maestro Internacional y el de Gran Maestro. Faustino ganó el FIDE a los nueve años y medio, ese fue su primer récord, y el domingo pasado superó a Abhimanyu Mishra, que fue Gran Maestro a los diez años y nueve meses”, explica.
De más está decir que Faustino va a competir por el título de Gran Maestro, cuyo récord también lo tiene Mishra, quien lo alcanzó a los doce años y cuatro meses. Pero su entrenador destaca que el récord, en él, ya no importa. “Obviamente la idea es que llegue a ser Gran Maestro, el tema del récord es más mediático, lo más importante es su genialidad y el potencial que tiene”, afirma. Y agrega: “Sinceramente, te podría decir que hoy, en la práctica, ya tiene el nivel de Gran Maestro”.
Rosito entrena a Faustino por Zoom desde que comenzó a encarar el juego de forma profesional, ya que él vive en Mar del Plata y el niño vivía en San Cristóbal hasta hace poco, ya que se mudó con su familia a España. El entrenamiento para los torneos, según cuenta, se basa en diseñar una estrategia de acuerdo a las piezas que le toquen, blancas o negras, y al rival que tenga enfrente, por lo que se analizan las jugadas, los defectos y las virtudes del contrincante, para pensar cómo encarar la partida.
“Faustino me sorprende día a día, todos los días hace maravillas, lo que hizo hace algunas horas tendría que ser tapa en todos lados. Le pregunto ‘cómo anda hoy el nuevo Maestro Internacional de Ajedrez’ y me responde ‘acabo de ganarle a (Hikaru) Nakamura’, que es el número dos del mundo. Me muestra la partida, que está grabada, y lo destrozó. Es una cosa de locos. Nunca se vio una cosa así en Argentina ni en el mundo, es sobrenatural, y tengo privilegio de entrenarlo desde los seis años”, señala con orgullo.
Pandemia, plantas rotas y una segunda chance
La historia de Faustino con el ajedrez empezó en la pandemia, hace solo cuatro años, y partió de una segunda chance, ya que al principio no se enganchó con el juego.
“Él aprende en la pandemia, hace cuatro años que juega, y si bien la pandemia fue un desastre, siempre de las cosas malas salen cosas buenas y, en este caso, nos dejó un genio. Si no hubiera habido pandemia por ahí Fausti hoy estaba jugando al fútbol o haciendo cualquier cosa”, repasa Rosito.
“Es un chico muy inquieto, le gustaba jugar al fútbol y empezó a jugar adentro, y aparecían plantas rotas, varias cosas rotas, y la mamá le dijo al padre que le enseñara algo para que no le rompiera toda la casa. El papá es aficionado al ajedrez, le mostró las piezas; no se enganchó en primera instancia, pero por suerte hubo un segundo intento y enganchó”, rememora.
Las palabras talento, don, genio, se repiten en las notas y posteos en redes sociales sobre el logro alcanzado por Oro, y surgen al pasar en la charla con Rosito. Pero para describirlo, habría que agregar también disciplina, trabajo, exigencia, picardía, inocencia, y algunas otras más que lo hacen único. ¿Existe una fórmula? ¿Por qué Faustino juega como juega?
Rosito sostiene que Faustino tiene un don, pero “un don que nunca se vio en la historia”, y se pregunta al mismo tiempo “cómo se mide el talento”, algo que resulta ambiguo, relativo. “Tiene un talento sobrenatural, de otro plantea, pero eso es un porcentaje, un 20%”, recalca.
“Lo más importante es la capacidad de trabajo que tiene con diez años, es un nene, está con sus juguetes, lo sacás del tablero y es un niño como los demás, y tiene una capacidad de trabajo que no se puede creer”, analiza. “En Barcelona hubo días de doble ronda, una partida dura entre tres y cinco horas promedio y, si juega dos, puede jugar entre seis y diez horas, y no cuentan solamente las horas que jugó, antes estamos hora y media preparando la partida con el otro maestro, Mario Villanueva”, detalla. Y agrega: “Por ahí está trece horas con el ajedrez, más los nervios, la tensión, y al otro día se levanta a las 8 de la mañana para repasar todo lo que estudiamos”.
Sobre la personalidad de Faustino, Rosito admite que “es competitivo, que todo lo que sea desafío le encanta”. No obstante, destaca algo fundamental, que pareciera ser la llave para que un niño de su edad pueda pasar tantas horas sumergido en una actividad especifica y, además, hacerla de forma colosal: “Básicamente, disfruta”. (DIB) ACR