Reduce la mortalidad infantil y tiene beneficios sanitarios que llegan hasta la edad adulta.
La leche materna es el primer alimento natural de los niños, proporciona toda la energía y los nutrientes que necesitan durante sus primeros meses de vida y sigue aportándoles al menos la mitad de sus necesidades nutricionales durante la segunda mitad del primer año y hasta un tercio durante el segundo año de vida.
La lactancia natural es un proceso único que provee una nutrición ideal para los niños y contribuye a su saludable crecimiento y desarrollo.
Por otra parte, reduce la incidencia y la severidad de las enfermedades infecciosas, por lo tanto disminuyendo la morbilidad y la mortalidad infantil.
Contribuye a la salud de la mujer reduciendo el riesgo de cáncer ovárico y del pecho y por aumentar el espaciamiento entre embarazos.
El bebé amamantado es menos propenso a sufrir alergias, infecciones del oído, gases, diarrea y estreñimiento, enfermedades de la piel (tales como eccema), infecciones estomacales o intestinales, problemas de sibilancias o enfermedades respiratorias, como la neumonía y la bronquiolitis.
Recientes investigaciones han encontrado que estos beneficios aumentan con el aumento de la exclusividad de la lactancia materna durante los primeros seis meses de edad y después de esto con incremento en la duración acompañada con alimentación complementaria.
Además, provee beneficios sociales y económicos a la familia.
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