Una inusitada represión, con hechos e imágenes que no se veían en el país desde hace décadas, se dio durante toda la jornada de ayer en Capital Federal, en el marco de la suspendida sesión en donde el gobierno nacional intentó sin éxito, aprobar la reforma previsional.
Tras un escándalo dentro del recinto, el presidente Emilio Monzó debió asumir la caída de la sesión, reconocida esta por la diputada Elisa Carrió, quien hizo uso de la palabra afirmando que lo hacía en el contexto de una sesión en minoría, con lo que oficializó lo denunciado por la oposición: el quórum nunca estuvo dado. Rumores no confirmados hablaron del intento de sentar dos “diputruchos”, que escaparon raudamente del recinto cuando fueron detectados.
Al cierre de esta edición, se contaban cincuenta detenidos tras lo que fue una cacería por las calles porteñas, desatadas por la Gendarmería Nacional y la Policía Federal. Distintos diputados nacionales fueron víctimas de la represión policial (Victoria Donda y Horacio Pietragalla entre otros).
Según trascendió el presidente Mauricio Macri se aprestaba a firmar un decreto de necesidad y urgencia en el que introduciría la reforma; un tuit de Elisa Carrió –quien se manifestó en contra de que se firme un DNU- habría demorado la firma del mismo, que habría sido rubricado por la totalidad de los ministros, pero restaría la de Macri, quien se retiró de Casa Rosada hacia Olivos.
La CGT anunció que si la reforma previsional es aprobada por un decreto de necesidad y urgencia (DNU) realizará un paro por 24 horas a partir de la medianoche y, en caso contrario, su conducción se volverá a reunir este viernes para resolver el curso a seguir.
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