Comenzó esta semana, en el Jardín Clarisa Amézaga, un nuevo ciclo de capacitaciones destinadas a docentes de nivel inicial de instituciones educativas municipales. La iniciativa impulsada desde la Dirección de Accesibilidad y Derechos de las Personas con Discapacidad, se constituye en un espacio para repensar conceptos y prejuicios acerca de las personas con discapacidad.
Asimismo, brinda la posibilidad de analizar el contexto social en el que se encuentran las personas con discapacidad hoy en día. En función de ello, permite registrar los sentires concomitantes que genera en estos agentes al trabajar y/o vincularse con una persona con discapacidad en las instituciones educativas.
La evolución del término discapacidad hasta la actualidad dejó huellas que conviven con muchos preconceptos que funcionan como barreras en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Las aulas están conformadas por grupos heterogéneos en tanto cada estudiante vive situaciones y necesidades particulares. Ésto tiene como correlato que no todos aprendan, generen lazos, se comuniquen y/o resuelvan situaciones conflictivas (o no) de la misma manera.
La discapacidad se constituye como un fenómeno social posible de ser pensado, analizado y debatido. No tiene una definición unívoca, sino que es abordada desde diferentes perspectivas y enfoques que se fueron superando, superponiendo y/o matizando desde la problematización de los sujetos, colectivos y/u organizaciones. No son definiciones universales ni excluyentes entre sí, sino que conviven, dialogan y se reelaboran. A partir de revisiones críticas de las conceptualizaciones, se puede pensar en la discapacidad como una construcción social, cargada de controversias y de tensiones. Todo ésto suele ponerse de manifiesto en las instituciones al momento de trabajar con niñas, niños, adolescentes y jóvenes con discapacidad.