Los vehículos con patentes duplicadas son la estrella de una modalidad delictiva que apunta a los modelos más populares del mercado. Cómo se “enfría” un auto tras un asalto y los particulares requisitos de los delincuentes para elegir a sus víctimas
El registro automotor de uno de los municipios de la zona norte del conurbano estaba particularmente concurrido en un lunes de octubre del año pasado, a pesar de los turnos otorgados por la pandemia. Marcos G., un joven veinteañero que había cobrado meses atrás una indemnización de $500 mil, esperaba su turno para finalizar el papeleo de su flamante Renault Kwid modelo 2019 que había conseguido en un sitio de venta online a un precio razonable, con pocos kilómetros y en excelente estado. Se imaginaba en breve manejando el vehículo que ya había pagado, que tenía en su poder y al que sólo le faltaba el cambio de dominio y algún otro documento.
Se equivocaba.
Dos horas después, Marcos se sentó frente a un oficial de la Bonaerense para explicarle cómo tenía en su poder un vehículo que había sido robado semanas atrás, con los papeles adulterados y la patente cambiada. En definitiva, tuvo que mostrar las pruebas de que había caído en la compra de un auto mellizo, una estafa que crece día a día, que le puede tocar a cualquiera y que tiene detrás una operatoria sofisticada y aceitada.
“Por lo general este tipo de delitos de autos mellizos tienen detrás dos bandas de delincuentes. Una más chica que se encarga del robo del auto y otra un poco más grande, más específica, que se encarga de confeccionar e imprimir la documentación falsa que va a acompañar la venta, que suele hacerse por internet”, explica Javier Miglino, abogado especialista en delitos de falsificación.
Según fuentes de distintas fuerzas de seguridad consultadas por Infobae, el primer paso es el robo del auto en la calle. No es cualquier vehículo, porque luego tienen que poder venderlo. Por eso buscan uno que este en buen estado y que sea del 2018 en adelante. El kilometraje no es problema porque los delincuentes pueden modificarlo fácilmente con una computadora y elegir el número que deseen.
“Es fundamental que el robo sea a mano armada en la calle porque necesitan la llave, sino no sirve. Los autos que más se roban son el Volkswagen Vento, el Peugeot 208 y últimamente también la Volkswagen Amarok. Las bandas grandes suelen comprar autos por 20 o 30 mil pesos a ladroncitos. Pensá que un delincuente de 16 o 17 años que roba un auto no tiene cómo venderlo ni sabe qué hacer entonces lo venden por esa plata que no es ni un 20% de lo que en realidad cuesta el vehículo”, especifica un investigador veterano.
La moda va a contramano de la tendencia. A comienzos de 2020, la Dirección Nacional de Registros Nacionales de la Propiedad Automotor y Créditos Prendarios (DNRPA) actualizó el listado de todos los robos de vehículos registrados en Argentina desde enero hasta diciembre de 2019. En total, son 36.833 los autos que fueron denunciados en todas las provincias del país. Los vehículos modelo 2011 son los más buscados y se constataron un total de 2.061 unidades robadas durante ese año. Lo sigue 2013 y 2012 con 1.931 y 1.890 unidades robadas respectivamente.
En lo que respecta a los vehículos más robados, el informe detalló las marcas y los modelos que ocupan los primeros 20 lugares del listado. El Volkswagen Gol tradicional es el auto elegido por los delincuentes, seguido por el mismo vehículo en su versión Gol Trend. Aparece en el top 3 el Renault 9 que aún sigue siendo, debido a su seguridad obsoleta, uno de los más robados.
Ya con el auto robado en poder de la banda de falsificadores, se lo deja “enfriar”. Lo explica un agente: “Se lo estaciona durante una semana en un barrio de mucho tránsito vehicular donde los vecinos no puedan reconocer un auto extraño para saber si tiene un localizador satelital. Para saber si tiene ´el bicho´, como le decimos nosotros, un rastreador de una empresa de seguridad”.
Si nadie está rastreando el vehículo, comienza el trabajo fino para generar el auto mellizo. La clave: los documentos falsos.
Así, los falsificadores comienzan a bucear en las bases de datos de los registros automotores para encontrar otro auto del mismo modelo y mismo año que el robado pero que sea un “auto limpio”, como lo llaman ellos. Un comisario, ex PFA, que ahora cumple funciones en otra fuerza da más detalles sobre este punto: “Tienen que encontrar uno sin multas, con seguro y papeles al día. Es decir, un auto que tenga todo en regla. Una vez que lo encuentran roban esa patente o la mandan a hacer y se la ponen al robado”.
Luego viene lo más importante que es la falsificación de los papeles con el objetivo de engañar al comprador que cuando los revise no notará nada extraño. Al contrario, se sorprenderá de la prolijidad de la documentación. Título de propiedad, cedula verde, formularios 08 y certificado de dominio. Todo en una carpeta ordenada pero que en realidad esconde la estafa. “Para ese trabajo las bandas suelen contratar ‘imprenteros’ que son tipos con máquinas muy modernas que, hoy en día, pueden truchar cualquier cosa”, explica otra fuente consultada.
En la documentación figurarán los datos del “auto limpio” pero los números de motor y chasis del robado para que el comprador cuando haga la comparación no note ninguna diferencia y pise el palito. Con el auto mellizo ya generado se publicará en sitios de venta o redes sociales a un buen precio pero no rebajado en exceso para no despertar sospechas.
Los encuentros entre el supuesto vendedor y el cliente suelen hacerse en estaciones de servicio o en las puertas de los country más famosos. “El delincuente les suele decir a los compradores que viven en algún barrio cerrado. Los esperan en la puerta y les piden disculpas por no hacerlos pasar con una excusa como que la casa está en remodelación y van a algún bar a cerrar la operación. Todo para generar la confianza del que está a punto de caer”, explica un investigador.
La venta se hace los fines de semana o después de las 14 cuando los registros ya están cerrados y no hay posibilidad de un chequeo oficial de los datos. Los estafadores usan excusas cómo que se están por ir de viaje o que hay otros interesados para apelar al concepto de “oportunidad única”. “La desesperación del cliente es un factor clave. Inclusive el estafador cede en el regateo habitual y la víctima cree que consiguió una súper oferta, se cree el más vivo de todos”, explica otro investigador.
Así, el comprador revisa los papeles que están en perfecto orden. Coinciden los números de chasis, la patente, etcétera. Hace la transacción y se lleva el auto. Cayó en la estafa y recién se dará cuenta al día siguiente cuando a primera hora vaya al registro.
Hay un caso sumamente llamativo. En agosto del año pasado, un comprador advirtió que le querían vender un auto mellizo y realizó la denuncia en la Justicia que montó un operativo para detener al falso vendedor. Bajo la supervisión del del fiscal José María Campagnoli y del Juzgado N° 44 a cargo de Javier Sánchez Sarmiento la víctima concertó una cita con el estafador en la estación de servicio de General Paz y Constituyentes, con la Policía porteña a la espera en el lugar.
Un grupo de efectivos de civil de la comisaría 12A se posicionaron en distintos puntos preparados para la detención que se produjo apenas el hombre llegó al lugar acordado. El sospechoso conducía el auto que mellizo que quería vender y llevaba la documentación adulterada. Fue la punta del ovillo para detener a la banda que contaba con distintas áreas donde se almacenaban autos, se falsificaba documentación y, por su puesto, se robaban vehículos.
En otro operativo ocurrido el año pasado, la División Sustracción de Automotores de la Policía de la Ciudad allanó y desarticuló un galpón en donde funcionaba una imprenta de patentes truchas pero que se confeccionaban con matrices originales. El dueño del lugar, curiosamente, las fabricaba de manera legal años atrás. (Fuente: Infobae)