La mayoría de los casos fueron en el tramo que une las localidades de Chascomús y Dolores, especialmente entre Lezama y Castelli. El 86% de los hechos se registraron entre los kilómetros 140 y 170.
En tan solo 29 kilómetros de la ruta 2 se concentra la mayor cantidad de lesionados por choques o vuelcos de automóviles, ómnibus, motos o camiones, de acuerdo con el único registro de trauma del país. En ese tramo que une Lezama con Castelli, entre los kilómetros 141 y 170, se concentraron en los últimos cinco años el 70% de los viajeros que sufrieron heridas o traumatismos en los 400 kilómetros de la autovía hacia la costa atlántica bonaerense.
Son 403 de los 574 conductores o pasajeros atendidos en alguno de los tres centros provinciales -dos hospitales y una unidad de pronta atención- ubicados a lo largo de la ruta 2 y que participan del registro de la Fundación Trauma.
La mayoría se trasladaban en un automóvil, mientras que viajar en ómnibus fue la segunda causa de lesiones, seguido de las motos y los camiones, entre otros medios de transporte.
Solo desde noviembre pasado en 69 días volcaron tres unidades de doble piso, con cuatro muertes y más de un centenar de pasajeros asistidos, en los kilómetros 93, 141 y 374 de la misma ruta.
El diario La Nación solicitó información a la fundación sobre los incidentes viales con pacientes traumatizados en la autovía atendidos en la red de 14 hospitales y centros prehospitalarios que trabajan en red con la entidad en la provincia de Buenos Aires.
En un mapa, a lo largo de la ruta 2, tres son los centros que incorporan información al registro, de acuerdo con estándares internacionales. Son el Hospital Interzonal de Agudos y Crónicos Dr. Alejandro Korn, ubicado más cerca de La Plata, en el kilómetro 60; la Unidad de Pronta Atención (UPA) Trauma 24 Horas, a la altura de Lezama, en el kilómetro 157,7, y el Hospital Interzonal General de Agudos Dr. Oscar Alende, en la ciudad de Mar del Plata (kilómetro 400).
En los últimos cinco años, casi el 30% de los más de 2000 lesionados por choques o atropellamientos atendidos en esos centros viajaban por la ruta 2. Son 574 personas que sufrieron lesiones de distinta gravedad, según la información del registro hasta el viernes pasado.
La mayoría de los casos fueron en el tramo que une las localidades de Chascomús y Dolores, especialmente entre Lezama y Castelli. «El 86% de los hechos se registraron entre los kilómetros 140 y 170», precisó Ezequiel Monteverde, director del Sistema de Registro Trauma de la fundación.
Por su ubicación, al costado de la autovía, en sentido hacia la costa, la UPA Trauma de Lezama asistió, estabilizó y derivó, si era necesario, a la mayoría de esos pacientes (542). Fueron más de la mitad (58,8%) de los lesionados por inseguridad vial en rutas y otros caminos de la zona.
Los hospitales Korn y Alende recibieron a los pacientes traumatizados entre los kilómetros 42 y 76, entre La Plata y Brandsen, o más allá del kilómetro 320, desde General Pirán hasta Mar del Plata.
«Las lesiones de tránsito son un problema de salud pública. Tienen los mayores impactos epidemiológicos no solo en cuanto a la discapacidad y la mortalidad que producen, sino también la pérdida de calidad de vida, de proyectos personales y de desarrollo familiar», dijo Laura Bosque, directora ejecutiva de la Fundación Trauma.
Monteverde explicó que, a diferencia de otros registros de organismos o agencias públicas que relevan los siniestros, el de trauma incorpora información de los pacientes que sirve tanto para el análisis epidemiológico como de calidad de la atención y la respuesta institucional y de los equipos profesionales.
El 75% de los lesionados en estos cinco años tenían menos de 52 años y más de la mitad eran varones. Un tercio de las víctimas o heridos conducían el automóvil, el ómnibus, la bicicleta o el camión al momento de la colisión o el vuelco. El resto de los pacientes en los que se pudo determinar el papel que tenían cuando sucedió el incidente eran pasajeros o primeros acompañantes.
«La información del registro sirve para saber qué paciente atiende un hospital, como está preparado para esa complejidad y poder establecer criterios propios de calidad de la atención -sostuvo Bosque-. Pero también es útil para conocer los datos epidemiológicos locales, lo que a la vez humanizará las inversiones en materia vial. El análisis de lo que sucede en la Autovía 2 se podría replicar en las rutas nacionales donde se supone que la siniestralidad es alta y debería ser evaluada».
Del sistema de registro online y georreferenciado de la Fundación Trauma participan 14 hospitales bonaerenses y centros prehospitalarios que se fueron incorporando voluntariamente a la red desde 2009. El fin es mejorar la calidad de la atención de los pacientes traumatizados y la organización de la respuesta del sistema sanitario ante lesiones intencionales o no intencionales, que van desde la violencia de género hasta el suicidio o el homicidio, las caídas, los incidentes viales o la asfixia y la hipotermia, que se registran según la clasificación internacional de enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre otros estándares que permiten comparar los datos con estadísticas de otros países.
«El tema de lesiones en el tránsito es global -dijo Bosque-. Los países de bajos y medianos ingresos son los que menos invierten en sistemas de información y, por lo tanto, las intervenciones son menos efectivas. Cuando se genera información, se pueden diseñar estrategias focalizadas con valor territorial para controlar en cada lugar lo que sea necesario controlar o reducir».
El sistema de registro de trauma, que desde la fundación describen como «una experiencia incipiente», es único en el país y en la región. «No se ha podido implementar un programa sustentable que lograra trascender cambios de gobierno -explicó Bosque-. Si se ampliara la mirada más allá del tránsito, por ejemplo, se podría ver que lo que prevalece en varios municipios es la violencia de género o la autolesión en adolescentes. Como con los datos de trauma de la ruta 2, lo importante es que la información sirva para implementar acciones que resuelvan esos problemas, que también son de salud pública». (Fuente La Nación – Por Fabiola Czubaj)