Previamente se realizó un acto recordatorio
El viernes en horas de la tarde, se llevó a cabo al pie del busto que recuerda al presidente Hipólito Yrigoyen, en la avenida que lleva su nombre, el homenaje a quien fuera el primer mandatario elegido democráticamente. El acto fue organizado por los Ateneos “Arturo Illia” e “Hipólito Yrigoyen”, junto con el Comité Chascomús de la UCR.
Un nutrido grupo de vecinos, afiliados y adherentes a la UCR se dieron cita en el lugar, como lo hacen anualmente al cumplirse un nuevo aniversario del fallecimiento de Yrigoyen. La Diputada Liliana Denot y la Diputada (mc) Ana de Otazúa, fueron las encargadas de de depositar una ofrenda floral.
Seguidamente, en nombre de los Ateneos, hizo uso de la palabra Abelardo Tejo, quien hizo referencia a la lucha del radicalismo para lograr el sufragio universal y secreto e hizo alusión a la obra del primer gobierno de Yrigoyen y a su derrocamiento en el segundo mandato por el golpe cívico militar de José F. de Uriburu que estableció un sangrienta dictadura.
Finalmente Miguel Angel Cerimele anunció el proyecto de remodelación del lugar que llevará a cabo los Ateneos, de manera similar al que llevaron a cabo en la Plaza Illia, en el Barrio Parque Girado.
Charla en la Casa Radical
Posteriormente, a
las 18,30 horas, se realizó en la Casa Radical, ante una importante concurrencia, la charla y presentación del libro “Hipólito Yrigoyen, primer centenario de la soberanía Popular (1916-2016)”, a cargo del historiador y docente César Arrondo.
La disertación fue muy amena e interesante, explicando el autor que la obra abordaba a Hipólito Yrigoyen como inmigrante, como vasco y como radical; arrancando con su historia de vida y culminando cuando asume su primera presidencia.
La presentación del escritor estuvo a cargo de Miguel Cerimele, en nombre del Ciclo de Charlas 2018 de los mencionados Ateneos, y al finalizar el presidente del radicalismo local Jorge Macchi, agradeció a Arrondo su presencia y conferencia.
Palabras en el acto
Como hemos mencionado, en el acto llevado a cabo en al boulevard Hipólito Yrigoyen, se dirigió a los presentes Abelardo Tejo, con las siguientes palabras”
“Amigos, somos hijos por nacimiento o adopción de esta tierra que es la de Raúl Alfonsín, primer Presidente y padre de la democracia recuperada.
Y venimos hoy en esa senda a recordar al primer mandatario radical Don Hipólito Yrigoyen, padre histórico de la democracia.
Fue elegido por el pueblo hace 102 años, el 2 de abril de 1916, en el marco de una crisis provocada por la primera guerra mundial, en las primeras elecciones presidenciales de Argentina, que utilizaron el sistema del sufragio secreto, bajo el amparo de la Ley Sáenz Peña.
Yrigoyen es uno de los hombres más influyentes en la historia del país y el movimiento que condujo, con la Unión Cívica Radical a la cabeza ha sido considerado uno de los más populares, extensos y profundos en la historia nacional.
Nació el 12 de julio de 1852 en Buenos Aires, después de la Batalla de Caseros, en un hogar de pequeña clase media, de padre vasco francés y madre criolla.
Fue Comisario, Legislador Provincial y Nacional. Popular y austero, se lo conoció como el «Peludo» por su infrecuente aparición pública.
Centró su ideario político en la defensa del sufragio, continuando la prédica de su tío Leandro N. Alem con quien participó en la Revolución de 1890. Liderando después los alzamientos de 1893 y 1905.
La presión del intransigente radicalismo, surgiendo desde el llano y no desde el poder como los partidos conservadores, y de las luchas obreras contra el «régimen», con el caudillo imponiendo la abstención revolucionaria llevaron a la apertura electoral hacia 1912 y al triunfo en 1916.
Bajo su gobierno se sancionaron reglamentaciones para proteger a los trabajadores rurales y se crearon cajas jubilatorias para empleados públicos y líneas férreas estatales. Dictó medidas para que la Argentina controle sus transportes, su propia moneda y yacimientos energéticos con la creación en 1922 de YPF.
Tomó medidas de austeridad en la administración y cuando los centros productores europeos estaban devastados, negoció las exportaciones agropecuarias con gran beneficio para el país.
El estallido de la reforma universitaria fue bien visto por su gobierno, e Yrigoyen impulsó una serie de normas a favor de los reformistas.
Surgió en este marco un incipiente grupo ciudadano, la clase media, que se integró por maestros, profesionales, comerciantes y empleados nacionales.
En materia de política internacional Yrigoyen mantuvo una posición neutral ante la Gran Guerra en Europa, y tras finalizada la misma abogó por la igualdad entre naciones vencedoras y vencidas, a su vez defendió el principio de no intervención.
No obstante, poseer Yrigoyen apoyo popular, la mayoría opositora le rechaza en el Congreso casi todas sus iniciativas transformadoras; la prensa y los gobiernos del interior del país le son adversos ya que continúan con la orientación conservadora anterior.
En estas circunstancias decide entonces replegarse, apoyar a un hombre de su partido, Marcelo T. de Alvear, y rearmar sus filas para un pronto retorno de la mano de un pueblo que apoya al viejo caudillo.
Su primer mandato duró hasta 1922.
En 1928, con el radicalismo ya claramente dividido en personalistas y antipersonalistas, Yrigoyen alcanzó su segundo gobierno, que terminaría abruptamente en 1930, con un golpe cívico militar encabezado por José Félix Uriburu, que instaura la primera dictadura fascista, creadora de la tortura sistematizada y fusiladora de argentinos bajo la figura de juicios sumarios.
Yrigoyen fue detenido y confinado en la isla Martín García.
Tras recuperar su libertad, con su estado de salud deteriorado por la cárcel, muere el 3 de julio de 1933, en medio de la congoja popular. Una multitud lo despide.
Nos toca hoy a nosotros, en medio de un capitalismo exacerbado que hace reinar la sociedad de consumo, ser custodios de la herencia recibida y defensores de la “causa” emancipadora, de trascendencia ética, porque la política es ética, y la ética es política: la simbiosis es absoluta.
Tiempos como los que en la actualidad vivimos obligan a quienes participan y se comprometen con la acción revolucionaria de la “Causa” contra el “Régimen”: una dualidad conceptual que fue central en la política de Yrigoyen, y también en los gobiernos de Illia y Alfonsín.
Las ideas de Nación, de Patria y de Pueblo conforman un desafío que nos debe unir en la lucha y compromiso un país soberano en lo interior y en lo exterior.
Un compromiso insoslayable que materializa lo que Yrigoyen supo advertir: ´Es muy difícil ser radical´. Estemos a la altura de las circunstancias”.
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