Papelón mundial
Las repercusiones políticas del desastre de ayer golpean al gobierno de Mauricio Macri y al de Horacio Rodríguez Larreta. No se descarta la renuncia de algún importante funcionario del área de seguridad.
La gran final de la Copa Libertadores de América entre River y Boca que debía jugarse ayer en la cancha del primero, fue suspendida y reprogramada para hoy a las cinco de la tarde. Insólitamente, el partido se jugará en el mismo estadio Monumental, siendo que todo indica debería haber sido suspendido por los incidentes de ayer (al igual que ocurriera durante la semana con la clausura de la Bombonera, tras el exceso de público en el entrenamiento a puertas abiertas).
La política de seguridad del gobierno nacional y del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, quedó expuesta en su negligencia e incompetencia, siendo trasmitido al mundo entero el verdadero papelón que se televisó en directo en la tarde de ayer.
El claro accionar de la barra brava delincuencial de River Plate, que buscó y logró suspender el cotejo generando la agresión al micro del equipo visitante, pudo desarrollarse con una clara connivencia policial, que derivó en una marcada “zona liberada” para que el plantel visitante accediera al estadio por un lugar sin presencia policial.
Para que todo esto haya ocurrido, no es ajeno el que horas antes de la jornada de ayer, se haya realizado un operativo policial que desbarató la venta de entradas falsas y de reventa, secuestrándose más de siete millones de pesos de la casa de un barra brava, pero sin que increíblemente se haya detenido a nadie.
Los medios del mundo cubrieron
la verguenza
Los incidentes en la previa de la final de la Copa Libertadores entre Boca Juniors y River Plate dieron la vuelta al mundo. El renombrado diario estadounidense The New York Times, tituló: «El colectivo de Boca Juniors, atacado camino a la Copa Libertadores».
En una amplia nota sobre el tema, detalló: «La rivalidad más esperada, más festiva y más acalorada en Sudamérica se puso en duda el sábado cuando los jugadores de Boca Juniors fueron heridos luego de que su autobús fuera atacado en el camino hacia la final de la Copa Libertadores contra River Plate».
En tanto, The Washington Post advirtió en sus titulares que los jugadores de Boca «quedaron heridos y enfermos» tras el ataque. Además, agregó: «Boca quiere la suspensión de la final de la Libertadores después del ataque el micro».
Por su cuenta, el inglés The Guardian aseveró que «el colectivo del equipo de Boca Juniors fue atacado por fans de River Plate antes del segundo partido de la final de la Copa Libertadores».
Las imágenes de los hinchas arrojando piedras contra el colectivo del plantel xeneize también llegaron a los medios de España. «La final de la Copa Libertadores aplazada tras ser atacado el autobús de Boca», tituló el diario El País.
El matutino ABC informó también que «los jugadores de Boca Juniors han afirmado que ‘le tiraron de todo’ al autobús'». «Atacan el autobús de Boca Juniors con piedras y gas pimienta a su llegada al Monumental», escribió el medio El Mundo.
En su nota sobre los incidentes, agregó: «El ‘superclásico’ por la Copa Libertadores ha empezado con una violencia que se esperaba, pero no tan pronto ni así. Se esperaba que los choques comenzaran después del encuentro, cuando las hinchadas se encontrarán en el Obelisco».
También en Latinoamérica se le dio relevancia al escándalo de los incidentes y de la suspensión, El Comercio de Perú expresó que el equipo xeneize sufrió un feroz ataque por parte de los hinchas de River. «Atacan autobús de Boca al entrar al Monumental», tituló El Excelsior de México. «Varios jugadores se quejaron de dolor en los ojos producto de gas pimienta que les fue arrojado cuando el autobús ingresó al estadio», detalló.
La agresión a Pablo Pérez
La salvaje agresión al micro de Boca cuando llegaba al Monumental puso en riesgo la revancha tan esperada. Jugadores del equipo visitante llegaron heridos al estadio de River, con huellas del ataque sufrido.
Aunque desde la Conmebol afirmaron oficialmente que no habían podido verificar que sus heridas ameritaran la suspensión del partido.
A la hora originalmente fijada para que comenzara el partido, las 17, el capitán de Boca, Pablo Pérez, fue llevado en ambulancia por una herida en su ojo izquierdo para ser atendido en el Sanatorio Otamendi.
Pérez se retrató con un teléfono celular y envió la imagen a dirigentes de Boca. El archivo se viralizó y en él se puede apreciar claramente la herida, consecuencia del impacto de una astilla. También había sufrido heridas en uno de sus brazos, cuando se quiso proteger de la agresión.
A raíz de esta situación, la esperada superfinal entró en serio riesgo. Y la herida de Pérez fue uno de los principales argumentos de Boca para no querer jugar el partido.
Más tarde, un comunicado del cuerpo médico de la Conmebol dio una versión diferente de la que promovía Boca. Hablaba de «lesiones de piel superficiales» en algunos jugadores. Y de dos jugadores que sufrieron lesiones en sus córneas, que no habían podido ser comprobadas. «Debido a esta situación, consideramos que desde el punto de vista médico no existe una causal para la suspensión del encuentro», puntualizaba el texto.
Quedó clara entonces la posición del ente sudamericano: las lesiones no ameritaban que el partido no se jugara este sábado. Una decisión que finalmente el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, anunció pasadas las 19 por «un pacto de caballeros» entre ambas instituciones.
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