Lo que no lograron Mauricio Macri ni ninguno de los dirigentes de Juntos por el Cambio lo logró Daniel Rafecas, el juez federal que el Gobierno impulsa para jefe de los fiscales, y que cuenta con el apoyo de Elisa Carrió y el rechazo de Patricia Bullrich y el ala dura de Pro.
¿Qué pasó? Dispuesta a convencer a sus compañeros opositores sobre las ventajas de la asunción de Rafecas como el «mal menor» frente a un eventual candidato de Cristina Kirchner, Carrió llamó días atrás por teléfono a Bullrich, su aliada en las elecciones de 2007 y con quien no se dirigía la palabra desde el fin del gobierno de Cambiemos.
«La llamó Lilita, como llamó a otros, para explicarle que iba a defender en los medios esa postulación», explicó una incondicional de la exdiputada, retirada de la política en los papeles, pero muy activa en los hechos.
A juzgar por las declaraciones posteriores de Bullrich, el llamado no logró convencerla, ya que, a pesar de promover una impasse en la decisión y a la espera de una movida concreta de la Casa Rosada, la presidenta de Pro sigue pensando que apoyar a Rafecas no es la mejor opción en el contexto de la pelea contra el kirchnerismo. «Hablaron y nada más. Por ahí ahora pasan otros diez meses sin hablarse», relataron dirigentes que frecuentan Capilla del Señor.
Alberto Fernández, Mauricio Macri y el sillón que nadie quiere usar
Se sabe que, después de un «romance inicial» que duró muy poco, la relación entre el presidente Alberto Fernández y su antecesor, Mauricio Macri, combinó malentendidos con chispazos mediáticos evidentes que aún continúan. Convencido de la necesidad de diferenciarse todo lo posible del líder de Pro, y a la vez de «renovar» su lugar de trabajo luego de varios meses de estadía en Olivos y visitas esporádicas por el coronavirus, el Presidente se deshizo esta semana de un sillón gris de tres cuerpos, uno de los muebles que Macri utilizaba durante las reuniones en el despacho presidencial.
El vocero del Presidente, Juan Pablo Biondi, recibió de su jefe el llamativo «regalo», y lo tiene allí, impecable en su despacho de la planta baja de la Casa Rosada, aunque aún no le dio uso. «Alberto puso en su despacho muebles que estaban disponibles en la casa y en el sillón que usaba Macri no se sentó nadie todavía», bromeaba uno de los funcionarios que frecuentan Balcarce 50, con dosis de malicia.
De Narváez volvió a la escena pública, pero le dice no a la política
Una década después de aquella rutilante victoria electoral sobre Néstor Kirchner en 2009, Francisco de Narváez volvió a las tapas de los diarios, aunque esta vez por razones económicas y a la cabeza del grupo que adquirió el gigante Walmart. ¿Volverá también a la política? «Para nada. Ya tuvo su experiencia y le va muy bien así», afirmó por lo bajo uno de sus mejores amigos de la política.
Aún con participación accionaria en medios de comunicación, De Narváez prefiere concentrarse en su vida familiar y en los negocios, rubros en los que -cuentan a su lado- le va mejor que nunca. «Ya recuperó la plata que puso en la política», bromea un allegado para negar el retorno.
Por: Jaime Rosemberg Fuente: La Nación