Un sujeto fue detenido a la altura de Chascomús en ómnibus procedente de la costa

Inconducta sexual

El periodista Gustavo López, del Semanario Argentino de Miami, fue testigo directo de la detención de un sujeto por inconducta sexual a la altura de Chascomús, y así lo relata en una nota.
¨Viajando hacia Buenos Aires desde la costa atlántica finalizando el feriado largo con motivos de los últimos carnavales celebrados en nuestro país y trasladado por la Empresa cordobesa “Fono Bus” un extraño hecho ocurrió en la localidad de Chascomús en la Ruta 2 a la altura del conocido parador “Atalaya”.

Siendo las 19,30 aproximadamente del lunes 13 de febrero, el transporte de pasajeros se detuvo abruptamente, descendieron los choferes, abrieron la puerta y bajó una joven en evidente estado de shock, muy angustiada, llorando y con cara de suma preocupación. En principio pensamos que se trataba de un malestar personal, pero a los minutos se hizo presente en el lugar un móvil policial de la localidad.
Al descender de la unidad, consulté que es lo que había ocurrido y para mi sorpresa, la joven expresó que un varón de aproximadamente 25 a 30 años comenzó a masturbarse en el asiento del acompañante que ella ocupaba. Este hecho se produjo desde que la pasajera ascendió en la localidad de Santa Teresita, varias horas antes.
Otro pasajero, que advirtió la situación le ofreció a la joven cambiar de asiento y le preguntó si quería que avise a los choferes, al recibir la afirmación de ésta y dando aviso a los conductores, llamaron al 911 y se hizo presente la policía.
La incertidumbre y el nerviosismo ya era generalizado, ya que por lo que pude averiguar era complicado realizar la denuncia en plena ruta, por lo cual se consensuó entre los 48 pasajeros a bordo y los choferes, dirigirse al destacamento policial mas cercano, siguiendo al patrullero.
Una vez que arribamos a la comisaría de la mujer que se encuentra al lado de la terminal de Ómnibus, tomaron declaración a la damnificada, una testigo que también se sintió observada de forma maliciosa por el denunciado en cuestión y otro joven que prestó ayuda desde el primer momento.
Se demoró más el trámite porque el imputado , del cual no se pudo acceder a su nombre, declaró que no sabía leer ni escribir, por lo cual se tuvo que proceder a identificar su dirección en Buenos Aires, lo que llevó mucho mas tiempo.
Transcurrieron las horas con todo el pasaje a bordo en una tensa espera y lo que, en su mayoría eran oriundos de la provincia de Córdoba y que esperaban llegar a Retiro, para luego seguir camino hacia la localidad mediterránea, sin contar con los pasajeros que esperaban en Capital Federal con una larga demora, para abordar el mismo transporte y que se dirigían a la capital cordobesa”.
El fiscal que actuó en la causa, Jonatan Robert de la Unidad Funcional de Instrucción Descentralizada N° 10 de Chascomús, desestimó la denuncia, ya que el delito no es punible de cárcel, ni detención, y quedó en libertad.
“Nos encontramos ante un nuevo dilema y el malestar generalizado se profundizó, todo lo que se había hecho fue en vano, los choferes tenían la obligación de llevar de regreso al denunciado, había pagado su pasaje y la empresa de pasajeros temía una denuncia en su contra “no lo podían dejar varado”. Ante la negativa de los pasajeros que accediera nuevamente al micro con la amenaza de “lincharlo” si lo hacían, se decidió entonces de mutuo a acuerdo con el denunciado, enviarlo de regreso a Buenos Aires en el próximo tren que salía a las 5 de la mañana aproximadamente”.
El periodista Gustavo López, autor de la nota, culmina el artículo señalando que “estos fueron los hechos, indignante por doquier, en donde en estos tiempos la mujer está siendo producto de mal trato, violencia, acoso, abuso sexual, hasta llegar al extremo de enfrentar la propia muerte como es de público conocimiento, la justicia sigue mirando para otro lado, mientras las denuncias se multiplican, la violencia de género se ha tornado moneda corriente y los casos aumentan.
Habrá que hacer borrón y cuenta nueva en cuanto a la ejecución de las leyes en vigencia que condenan estos actos, claro que no me compete a mi modificarlas, soy un simple ciudadano como vos, tengo madre, hermanas y una hija adolescente y me siento sumamente impotente ante estos hechos. La última palabra la tiene la justicia argentina, pero de algo estoy seguro, no debemos callarnos ante estas circunstancias y denunciarlo, aunque, como siempre en nuestro país la justicia sea lenta, muy lenta y a veces es demasiado tarde. La última palabra la tenemos nosotros como sociedad, ¿tendremos el valor de enfrentarlo?”

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