Vecinos del distrito de Mercedes se mostraron preocupados por la inminente reapertura de la escuela provincial N° 29 de la localidad de La Verde, ubicada en las inmediaciones del predio de la planta de agroquímicos de Sigma que explotó a mediados de 2019 y generó un importante daño ecológico.
El hecho ocurrió hace un año y medio. La planta funcionaba a la vera de la ruta provincial 42, a unos 20 kilómetros del casco de Mercedes, y producía agroquímicos peligrosos como glifosato, 2,4-D y paraquat. Allí se desató un incendio voraz que dejó como saldo la muerte del trabajador Rubén Ponce y más de 800 mil litros de sustancias químicas esparcidas en el medio ambiente, según reconoció la empresa.
“Los vecinos de la zona, afectados y movilizados por la explosión y posterior incendio de la fábrica de Sigma no podemos dejar de expresar y gritar nuestra indignación y desesperación por el desamparo e inacción de las autoridades responsables al respecto”, señala un comunicado que hizo circular ayer un grupo ambientalista.
La escuela rural N° 29 dejó de funcionar hace algunos años (antes de la explosión), pero reabrirá sus puertas el 1 de marzo. “Los niños de nuestra comunidad volverán a clases en una escuela a escasos 200 metros del predio hiper contaminados de Sigma”, advirtieron los vecinos.
Asimismo, detallaron que “al día de hoy, frente a ciertas condiciones ambientales, el aire se torna irrespirable” en la zona, y “no tenemos información de la calidad de agua, suelo y aire”. “Nuestros niños irán a la escuela con todas estas dudas”, indicaron.
El año pasado, el titular de Ambiente de Mercedes, Juan Cruz Mendía, reconoció que “hubo un derrame de agroquímicos enorme”, aunque aseguró que estudios realizados por un laboratorio privado sobre el agua de pozos de vecinos del lugar dio que los mismos no tenían agroquímicos.
En ese entonces, Martín Barros, vecino de La Verde y activista, apuntó contra el Municipio y contra el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) y sostuvo que los resultados de esos análisis eran “una tomada de pelo”.
En septiembre de 2019, DIB dialogó con el casero de la escuela. El trabajador, quien debió ser internado después del incendio cuando se encontraba ventilando el lugar y sintió mareos, náuseas y pinchazos en la espalda al respirar, indicó que a un año del hecho todavía se sentía el olor de los químicos durante los días de calor.
Un informe de Control y Monitoreo Ambiental de la Nación dio cuenta en 2020 de que Sigma no pudo mostrar el Certificado de Aptitud Ambiental del Organismo para el Desarrollo Sostenible, un requisito indispensable para su funcionamiento, y que tampoco contaba con un plan de contingencias. (DIB) MT