Carta del Lector
En el marco de una cuarentena que, desde el 20 de marzo, ha generado cambios estructurales en las prácticas sociales de toda la población, y que nosotros reconocemos como absolutamente necesarios en pos del resguardo de la salud colectiva, los artistas y los trabajadores independientes de la cultura de Chascomús nos encontramos sumergidos en un panorama inédito: casi todas nuestras actividades se han visto suspendidas, y no tenemos ninguna certeza acerca de cuándo podremos retomarlas.
Nos hemos quedado sin acceso a nuestros espacios, con pocas alternativas para desarrollar nuestras disciplinas y, lo más importante: sin nuestras fuentes de trabajo. Esto implica, para muchos de nosotros, sin ingresos que nos permitan subsistir.
Frente a esta situación nos preguntamos: ¿podemos imaginarnos nuestra ciudad sin arte? ¿Sin sus murales, sin su música, sin sus bailarines, sin su Teatro, sin las voces que la narran, o la escriben? ¿Podemos imaginarnos transitando este aislamiento sin música, sin libros, sin películas, sin comedia, sin imágenes, sin cuadros? ¿Si pudiéramos imaginarnos todo eso, querríamos hacerlo?
El arte es transformador, un poderoso transformador individual y social. No es mera contemplación, ni un transmisor obediente de información. El arte moviliza, interpela, conmueve, fomenta el pensamiento crítico, el crecimiento emocional y la empatía, genera bienestar y crea identidad, tanto para quienes lo ejercen como para quienes lo reciben. El arte desafía límites, y se reinventa constantemente para ponernos a todos en acción y convertirse en vehículo de expresión –derecho fundamental de todas las personas, sea cual sea su género, su edad, su origen, su clase social-
El arte es un trabajo y, también, un modo de estar en el mundo.
Hoy, los artistas nos quedamos sin voz y sin presencia. A la precarización histórica de nuestra tarea se suma hoy la coyuntura global. Con nuestros cuerpos condenados a la virtualidad como casi único modo de existir, nos hemos vuelto sumamente vulnerables.
Hacemos este comunicado, entonces, para hacernos visibles. Porque somos muchos, porque somos necesarios, porque somos saludables, porque generamos conocimiento, consumo, trabajo y bienestar.
Estamos en Emergencia Cultural.