Tras doce días sin que ingresen al país nuevas dosis de ninguna de las variantes de vacunas contra el Covid-19 contratadas por el país, el gobierno ahora apuesta a un doble frente para superar el cuello de botella, que amenaza con complicar seriamente la situación epidemiológica, sobre todo cuando lleguen los primeros fríos, que es el momento en el que podría desatarse la segunda ola de la pandemia.
El gobierno ya distribuyó, según datos del monitor oficial de vacunas, 3.823.465 de las variantes de vacunas que ingresaron desde principios de enero, algunas son Sputnik V, otras Covishield, la variante fabricada en India de la vacuna de Astra Zénneca y también hay un lote de Sinopharm, el producto chino que está siendo utilizado para inocular a menores de 60 años, ya que no está autorizada aún para adultos mayores.
Pero aunque el número pueda parecer grande, está lejos de las expectativas con las que arrancó la campaña de vacunación. Y eso no solo porque de ese total, fueron aplicadas hasta ahora 2.541.362 dosis, sino porque el ritmo de abastecimiento es mucho menor al previsto originalmente: En enero las autoridades sanitarias hablaban de más de 10 millones de dosis ya en el país para este momento de año.
Contra esa estimación, hasta ahora, ingresó menos de la mitad: un total de 4.049.000 dosis, de las cuales 1.659.000 son Suputnik componente 1; 810.000 Sputnik componente 2, 1 millón Sinopharm y 580 mil Covishield.
Con la cuenta regresiva para la llegada del frío y con él de la segunda ola ya activada y, además, potenciada por la circulación en Brasil de la llamada cepa de Manaos del virus (Brasil P1), el remanente, unas 2.230.000 dosis podría obligar a reducir el ritmo de vacunación, que ronda el millón de dosis por semana, para evitar el agotamiento en unos 15 días, si el abastecimiento externo no se normaliza.
Frente a eso, en el gobierno confían, en principio, en dos novedades que podría ayudar a superar sin contratiempo el cuello de botella. La primera es una nueva tanda de dosis de Sputnik V, la vacuna rusa. Serían unas 500 mil, y llegarían en el transcurso de esta semana, según confiaron a DIB fuentes del Ejecutivo.
Aunque la ministra de Salud Carla Vizzotti es renuente a precisar la información hasta tanto la información no esté conformada por la contraparte rusa, lo cierto es que el gobierno de Vladimir Putin ya habría tomado la decisión de autorizar el nuevo embarque, que se haría dese Moscú. El detalle no es circunstancial, sino que implica un gesto geopolítico del premier ruso, ya que significa que se trata de dosis que se sustraen a las que se aplican en Rusia para mantener aprovisionada a Argentina mientras la planta india que la producirá se pone en condiciones de tomar el relevo.
La otra novedad que mencionan en el gobierno es la autorización por parte de la AMNAT a aplicar la vacuna de Sinopharm a mayores de 60 años. Con un lote de 3 millones de dosis de ese producto que estaría en el país la semana próxima, esa habilitación permitiría redoblar –junto con las nuevas dosis de Sputnik- la vacunación al principal grupo de riesgo, los adultos mayores, sobre el que ahora se avanza lento.
Dese abril, el gobierno espera que comiencen a llegar desde México las dosis de Astra Zenecca, una vez superada la escaces de “filtros” que demoraron en ese país la producción de esa vacuna, cuya primera etapa realiza en Argentina el laboratorio nacional MabXicence. La intención es a partir de entonces elevar el número de inmunizaciones a 2 millones diarias.
De todos modos, el objetivo de tener vacunada a toda la población de riesgo para mayo, cuando aumente el riesgo por el frio, es muy exigente: se trata de entre 11 y 12 millones de personas, para las que se requiere un total de 24 millones de dosis. Mucho más lejos está la inmunidad de rebaño, que se logra con un 70% de la población total innoculada, lo que para Argentina significa unas 30 millones de personas.
En diálogo con DIB el infectólogo Tomás Orduña, que forma parte de los equipos que asesoran a presidente Alberto Fenrández en esta materia, dijo que en estas condiciones “es necesario ir pensando en una prolongación de la pandemia, con protocolos de cuidados y distanciamiento incluidos, hasta al menos el primer semestre de 2022”. (DIB) AL