Panorama bonaerense: La trama política del cierre

El rol de Kicillof en la ruptura de Fernández con Larreta. Ganancias y riesgos del Gobernador. La proyección de los 50 mil casos y el plan para el 1 de mayo. Duras medidas en carpeta contra los colegios rebeldes.

Por Andrés Lavaselli

El ingreso en una fase más restrictiva de la administración de la pandemia, que a partir del lunes tendrá su prueba de fuego en torno a la presencialidad escolar, tuvo como uno de sus artífices a Axel Kicillof. Después de aceptar a regañadientes un primer set de medidas moderadas consensuadas entre Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta, el gobernador jugó un rol clave en la ruptura entre el Presidente y el jefe de Gobierno porteño, lo que le permitió ganar peso político al interior dela coalición gobernante y a la vez lo expone a quedar asociado, para bien o mal, a los resultados del nuevo esquema.

Para entender cómo se llegó al crítico momento actual, conviene leer las últimas dos semanas como una sola novela política. Comenzó con días de febril “reunionismo” entre las tres administraciones, Nación, Ciudad y Provincia, que desembocaron en el primer paquete de medidas, anunciadas el viernes 9 por Fernández. Todos cedieron esa vez: Kicillof quería más dureza, Fernández también (aunque no tanto) y Larreta no quería restringir casi nada más. Se encontró un punto intermedio, que se suponía consensuado. Pero el supuesto acuerdo se astilló cuando el jefe de Gobierno declaró que acataría pero que no estaba de acuerdo.

Después de ese punto de inflexión, Fernández se convenció de que Larreta le estaba sacando ventaja política. Y decidió endurecer las restricciones ¿Existieron motivos sanitarios? Por supuesto, pero ya estaban sobre la mesa antes. Eso demuestra que la motivación política fue central. Para Kicillof, que fue el único consultado –vía telefónica- por el Presidente, fue un triunfo: Finalmente, se aplicó el criterio que él había impulsado desde un principio. La exclusividad en la consulta habla de cierto disgusto presdencial con otros gobernadores que, cree, acompañan poco. El santafesino Perotti, que tiene la provincia estallada, es el más apuntado.

Lo cierto es que Kicillof vio el campo abierto y subió la apuesta. Cuando Larreta hizo circular la versión de que podría presentar un amparo para forzar un no acatamiento a la suspensión de la presencialidad contactó con Fernández y lanzó el discurso político más fuerte desde que es Gobernador. Acusó a Larreta de jugar políticamente con la pandemia y lo alineó con el ala más dura de PRO. Fernández, mientras hablaba, le mandó un whats app: “Espalda con espalda en esto”, le puso. En un sentido, daba lo mismo: El gobernador había obturado cualquier posibilidad de acuerdo en la reunión que el presidente tendría el día después con el Jefe de Gobierno. Después, sumó su apoyo Máximo Kirchner, lo que demjuestra que detrás de todos ellos campe la voluntad de la Vicepresidenta CFK de ir en la dirección que finalmente se fue.

 La centralidad que ganó el Gobernador lo expone también más. Si las cosas no salen bien, él estará muy asociado a ese fracaso. Por lo pronto, en el gobierno temen que en dos semanas los casos sean muchos más. Hablan de hasta 50 mil por día. Pero al mismo tiempo afirman que el plan es ir a un esquema de apertura y cierre alternados. “La idea es que el 30 de abril no se prorrogue las medias, queremos que haya una distensión para volver a ajustar en todo caso después”. La distensión en el AMBA puede combinarse, siguiendo la dirección porobable del virus, con un cierre en el interior, que ya piden varios alcaldes. En todo caso, la postura trasluce el registro del hartazgo que el encierro produce en un amplio sector social y el escasísimo margen económico que hay para prolongar el cierre. El problema es compatibilizar ese sesgo de realismo electoral con la realidad epidemiológica que el mismo gobierno vaticina.

En lo inmediato, la batalla se dará en torno a las escuelas. No es solo una cuestión de la Corte, Larreta y Fernández. La oposición bonaerense presentó también un amparo, a través del jefe provincial de PRO, Jorge Macri, intendnete de Vicente López, ante la justicia federal de San Martín. Fue en respuesta a un pedido explícito de desobediencia que el ex presidente Mauricio Macri le formuló a los alclades. Kicillof, en principio, no dará la pelea allí, porque sus asesores le dijeron que con la Corte implicada en el mismo tema, no vale la pena.

La provincia, en cambio, prepara una batería de medidas muy dura contra los colegios que no acaten la orden de cerrar. “Son 10 días, y teniendo en cuenta el sistema de burbujas que aplican la mayoría, en realidad es que los chicos no vayan 5 días”, se justifican. En el paquete de sanciones aparecen la pérdida de beneficios financieros (subvenciones para las que las tienene, excenciones impositivas y beneficios en el pago de servicio para casi todas), pero también la suspensión o quita de la habilitación para funcionar. Las denuncias penales por atentar contra la salud pública son otra posibilidad en estudio. (DIB) AL