Panorama bonaerense: Un cambio con potencial para alterar equilibrios de fondo

Las implicancias bonaerenses de la designación nacional de Ferraresi. El despliegue que inicia Kicillof hacia el interior. Y una ausente en las silenciosas negociaciones por el presupuesto.

El desembarco del alcalde de Avellaneda, Jorge Ferraresi, en el gabinete de Alberto Fernández induce la posibilidad de un nuevo equilibrio en un tablero clave del poder en la provincia: el que componen los intendentes peronistas del Conurbano, que tienen intereses comunes pero distan de ser una masa política homogénea. Y es, desde ya, un dato trascendente para Axel Kicillof, que aprovecha los reflectores apuntando al AMBA para comenzar a desplegar la estrategia para lo que ya definió como el territorio electoralmente clave de 2021, los distritos del interior.

De entre el cúmulo de razones que pudo haber tenido Fernández para eyectar a María Eugenia Bielsa del ministerio de Hábitat, la que el gobierno nacional reconoce como válida es un cierto déficit de ejecutividad. Sin negar eso, ni cierta orfandad política en la definición del destino de la ministra, en el gabinete de Kicillof dicen que en suelo bonaerense Bielsa trabajó bien, sin demoras. Donde sí hubo lentitud, admiten, fue en la designación del intendente de Navarro, Santiago Maggiotti, como viceministro.

No es un detalle, sino una razón política significativa: el ascenso de Maggiotti había sido una promesa que Fernández le hizo hace meses al  grupo de alcaldes que integran Insaurralde (Lomas), Zabaleta (Hurlingham) y Cascallares (Brown). Kicillof estaba al tanto, por eso estuvo en Navarro hace un tiempo y por eso también su ministro de Infraestructura, Agustín Simone, volvió a pisar el distrito poco después. Pero es evidente que Bielsa se negó a nombrar a ese intendente, aunque no dijo por qué. Lo significativo es que antes de corregir esa omisión, Fernández les agrió el festejo a los intendentes que pedían a Maggiotti. Lo designó, sí, pero como segundo de Ferraresi, algo que ellos no pedían.

Se dijo hasta el cansancio: el nombramiento fue un gesto del Presidente a su vice, Cristina Fernández. Y es verdad: Ferraresi no solo es el vicepresidente y financista del Instituto Patria, sino que mantiene con ella un vínculo de cercanía no mediada del que tal vez no goce ningún otro intendente. El sentido del movimiento es, sin embargo, más amplio: ese alcalde encarna un polo de poder distinto –y en muchos sentidos enfrentado- al de Insaurralde y Zabaleta, de vínculo muy estrecho con el ministro de Martín Katopodis. Por eso, su designación tiende a equilibrar el juego de poder entre peronistas cercanos al kirchnerismo y kichneristas puros en el conurbano.

Kicillof cree que está ante una buena noticia: las tensiones que ha mantenido con intendentes nunca lo fueron con el grupo que integra  Ferraresi, con quien comparte en última instancia la terminal política en el Patria. Ese intendente no podría, de hecho, plegarse a la queja de sus pares, que siempre le reprocharon a Kicillof no tener un representante propio en su gabinete. Es que el gobernador no solo consultó a Ferraresi para las designaciones, sino que el alcalde no asumió en Infraestructura simplemente porque no mostró interés en hacerlo. Pudo, eso sí, colocar a Mónica Capellini al frente de la CEAMSE, un pedido que el gobernador le concedió a costa de provocar el enojo de otro histórico del poder territorial peronista, Mario Ishii.

Cuentan que el Presidente prepara un nuevo gesto político para borrar el ceño fruncido que dejó la jugada en el grupo de los, relativamente, menos K. Esos a los que les dijo, según una versión que hay que tomar con pinzas porque la difunden ellos mismos, que la designación de Ferraresi “es lo que pude hacer”. Una alusión a la relación Presidente con su vie.

Kicillof, en cambio, no está pensando en compensar ni en consolar a nadie. Por el contrario, esta semana puso proa a su próximo objetivo político: profundizar las señales al interior, el territorio que definió como sui objetivo central  para las elecciones del año próximo, porque allí se definirá su puede o no transitar la segunda parte de su mandato con un senado más amigable

Una seguidilla de anuncios dejarán clara en los próximos días esa estrategia. El gobernador irá a Daireaux y Laprida para comunicar la entrega de viviendas, las primeras listas de entre las 6 mil que se activarán hasta fin de año con fondos propios y de ProCreAr. Después, lanzará un plan de mejora de caminos rurales de $ 4 mil millones  y más tarde mostrará avances en la la ruta 11. También volverá a hacer hincapié en las obras hídricas.

Mientras, el jefe de Gabinete, Carlos Bianco, negocia con intendentes el presupuesto del año que viene. Hay radicales y hay PRO en esa interlocución. Los unos del interior, los otros del Conurbano. Quien no aparece, al menos por ahora, es la exgobernadora Vidal ¿Un signo de que el juego bonaerense empieza para ella a quedar en el pasado? (DIB) AL