Un excomisario que se encontraba terminando de cumplir bajo el régimen de “libertad asistida” una condena a 6 años de cárcel por darle protección a delincuentes que cometían entraderas en San Isidro volvió a caer en las últimas horas, acusado de liderar una banda que extorsionaba a presos que se encontraban detenidos en el penal de General Alvear, dependiente del Servicio Penitenciario bonaerense (SPB).
Se trata de Raúl Papa, quien hace 10 años era el jefe distrital de la Policía bonaerense de San Isidro, pero en 2011 fue exonerado y detenido por la Justicia, acusado de brindarles protección a bandas delictivas de la zona.
Según se indicó, Papa fue detenido en los últimos días en un domicilio de la localidad de Banfield, donde hace pocos meses cumple la última etapa de su condena con el régimen de “libertad asistida”, por orden del fiscal a cargo de la UFI 20 de General Alvear, Cristian Citterio.
El fiscal le imputó el delito de “extorsión”, luego de una investigación en la que se lo acusa de ser el cabecilla de una organización integrada por varios reclusos de la Unidad 30 de General Alvear, que intimidó y amenazó con “facas” a otro preso para que entregara sus posesiones en el penal y transfiriera dinero a cuentas bancarias a cambio de no ser lastimado.
La víctima es también un exmiembro de una fuerza de seguridad que está detenido en el penal de Alvear, según se precisó. Junto al excomisario también cayeron otras 5 personas, 3 de ellas ya presas en la Unidad 30. Uno de ellos es Gregorio Alcides Díaz, el exintegrante de Prefectura Naval Argentina (PNA) que fue condenado por el robo en 2013 en la casa del actual presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Sergio Massa.
La condena
Papa fue detenido en 2011 y exonerado de la fuerza, tras una investigación del actual fiscal general adjunto de San Isidro, Patricio Ferrari, quien probó a través de escuchas telefónicas que una banda de asaltantes que él investigaba y estaba compuesta por expolicías, tenía el amparo del por entonces jefe policial de la zona.
La causa se inició el 5 de agosto de 2011 cuando un empresario del juego, Jorge Pereyra, fue asaltado al regresar de cenar e ingresar con su Mercedes Benz al garaje de su domicilio de Tomkinson al 3300, de San Isidro.
La banda llegó a robarle algunas pertenencias, pero fue puesta en fuga por la esposa de la víctima, que desde una ventana efectuó una serie de disparos, y por el hijo del empresario, que llegó y chocó uno de los vehículos de los delincuentes.
En ese auto quedaron celulares que fueron analizados y de los cuales surgieron escuchas donde el comisario Papa quedó expuesto como encubridor de la banda, aunque él se defendió diciendo que ese delincuente solo era un informante suyo.
“En el escritorio de mi oficina tengo lo que me mandaron que están investigando. Están en bolas”, le dijo Papa a uno de los integrantes de la banda, según surge de una de las intervenciones telefónicas.
En otro tramo del diálogo, Papa le dice al ladrón que los investigadores de la DDI estaban sobrecargados de trabajo porque para la época en la que ocurrió este hecho, tenían que mandar parte del personal a colaborar con la investigación del caso Candela Sol Rodríguez (11), la niña asesinada en la localidad de Hurlingham.
En el juicio realizado en 2017, el Tribunal Oral Criminal (TOC) 6 de San Isidro condenó a Papa por el delito de “encubrimiento doblemente agravado por tratarse de un funcionario público y por ser consecuencia de un hecho especialmente grave” a la pena de seis años de cárcel, en una causa en la que hubo otros cuatro condenados. (DIB)