La debacle económica de la Provincia por las medidas que anunció Macri

La provincia de Buenos Aires y el país todo esperan con una mezcla de temor y resignación los anuncios que encarará el Gobierno nacional esta mañana y que casi con seguridad versarán en torno a un ajuste brutal del gasto público en pos de cumplir con las metas que exige el Fondo Monetario, a estas alturas la única fuente de financiamiento que le queda a la administración Macri.
Se espera, como mínimo, que se haga oficial el traspaso de la distribución de energía -en concreto, las concesiones de EDENOR y EDESUR- a Buenos Aires y a la Capital Federal, junto a todo el sistema de transporte de ambas jurisdicciones. El problema es que los dos “regalos” vienen con una carga de subsidios que en Provincia estiman cercana a los 25 mil millones de pesos.
Claro está que ese cálculo tiene asiento en un dólar a 30 pesos y un litro de nafta en torno a los 30-35 pesos. Hoy la divisa cotiza a 40 y los combustibles van a terminar el año -si no hay nuevos sacudones- cerca de los 50 pesos, con lo cual se puede proyectar un costo fiscal de 40 mil millones sólo por el traspaso.
Esa sería la novedad, pero no hay que olvidar que la Provincia ya padece el ajuste de Macri. La eliminación del Fondo Federal Solidario -el “Fondo Sojero”- tiene un impacto notable en las cuentas de Buenos Aires y de cada uno de sus 135 municipios. Para lo que queda de este año, significan 2.300 millones menos. Para 2019, la cifra se dispara hasta los 8 mil.
Pero hay más noticias negativas: sólo por el efecto de la devaluación, la deuda en moneda extranjera pasó de 190 mil millones de pesos hasta los 383 mil millones a los que equivaldría hoy. Esto lleva el stock total de deuda a unos 440 mil millones de pesos, el 70 por ciento del presupuesto de gastos para todo un año de gestión.
Otro dato nada alentador está relacionado al calendario de vencimientos de deuda: este año pagó cerca de 40 mil millones en pesos y algo más de 20 mil en dólares y otros 5 mil en euros. Pesificadas a 18.60 -cotización del dólar a fines de 2017- implicaban unos 66 mil millones. Cuando se actualicen los informes trimestrales de deuda, se sabrá a cuánto terminaron equivaliendo. En 2019, deberá enfrentar pagos por 1.600 millones de dólares con un peso a otro valor.
La buena noticia -si se puede hablar en esos términos- es que el escenario de incertidumbre privó a Vidal y a su Gobierno de colocar los 60 mil millones de pesos de deuda que tenía previstos -y autorizados por la Legislatura- para este año. Si las condiciones de la economía no mejoran, no parece probable que lo pueda hacer el año entrante.
¿Cómo enfrentará Vidal, con esos números, el cierre de 2018 y el 2019, crítico para sus aspiraciones de reelegir? Por lo pronto, hay un ahorro forzoso de partidas en todas las áreas de la administración, que se verificará tan pronto se conozcan los números de la ejecución presupuestaria. En segundo lugar, la Gobernadora -trascendió- solicitó a todos sus ministros que eliminen gastos superfluos para conformar un fondo de emergencia, de unos mil millones, para atender demandas sociales.
En el mediano plazo, la cosa parece más compleja. Buenos Aires dejó de percibir el único ingreso atado a la evolución del dólar que percibía -el fondo sojero- y tampoco hay condiciones favorables para obtener financiamiento externo. Todo hace prever deberá tapar el bache fiscal con pesos, que es la moneda en la que recauda, y que obtiene mayormente de un impuesto atado a la actividad económica, como es Ingresos Brutos. Mientras tanto, sus gastos se disparan con los “regalitos” de Macri. No se vislumbra en el horizonte una opción más allá de un ajuste incluso más brutal que el que se percibe hoy.

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