Identificaron a un caído de Malvinas que figuraba en una tumba mal nombrada en Darwin

Es el soldado Mario Ramón Luna, que fue enterrado en 1983 como Soldado Argentino solo conocido por Dios. Inexplicablemente en 2004, cuando se remodeló el cementerio de Darwin, su nombre se sumó a la fosa común de 4 caídos, que desde el final de la guerra solo tenía identificado al alférez Sánchez.
Sobre la turba húmeda de Pradera del Ganso, en la helada tarde del viernes 28 de mayo de 1982, cayó dando batalla. Un tiro certero de los comandos británicos lo encontró sin refugiarse en la trinchera, venciendo sus miedos, cumpliendo con su misión de reabastecer el armamento de sus compañeros.
«Olvídenese de la munición, yo me encargo», gritó en medio del ensordecedor combate. Y no le importó el avance inglés ni la fatal ofensiva enemiga sobre su posición. Mario Ramón Luna no retrocedió ni un solo paso hasta que lo alcanzó la muerte.
Tenía 18 años, había nacido en el paraje Pozo del Castaño, Santiago del Estero, y durante sus 36 días en Malvinas mantuvo intacta la ilusión de regresar al continente para contarle a su abuela Isabel cómo eran esas lejanas islas que solo había visto en algún mapa cuando pudo cursar los primeros años de la escuela primaria.
Esther Luna lo parió el 10 de julio de 1963 sin que el padre quisiera hacerse cargo del niño, sola en el ranchito donde vivía con su familia, allí en el campo donde criaban animales y se ocupaban del forraje. La abuela Isabel se ocupó de criar a Mario Ramón y al otro niño que su hija trajo al mundo como madre soltera.
«Mario tuvo que trabajar desde chico, eran muy pobres. Apenas pudo aprender a leer y escribir, pero su destino de héroe hizo que la escuela de Pozo del Castaño hoy lleve su nombre», se emociona su medio hermano Ricardo Palavecino.
«Mi madre se unió con mi papá, René Palavicino, y tuvieron cuatro hijos. Pero después se separaron, ella se unió a un señor de apellido Serrano, y mi padre nos llevó a La Banda. Yo tendría 4 o 5 años. Nunca más vi a mi hermano mayor», revela quien cambió hace unos años el apellido Luna que llevó casi toda su vida cuando su padre aceptó reconocerlo.
«Cuando estaba en cuarto año del secundario, pupilo en el Colegio La Salle, me llamaron de un centro de veteranos por un homenaje que iban a hacerle al soldado Luna de la Fuerza Aérea. Fue un shock emocional muy fuerte. Siempre había tenido conciencia sobre ese hermano que había muerto en la guerra, mis tíos eran docentes y leíamos sobre Malvinas, pero ese acto en el que pude sentirme cerca de él me cambió la vida», afirma.
Hoy la vida de la familia Luna volvió a cambiar. En Santiago del Estero, el delegado de la secretaría de Derechos Humanos, Facundo Pérez Carletti, junto a miembros del Equipo Argentino de Antropología Forense, les informó que Mario Ramón Luna fue finalmente identificado.

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