Correo de Lectores

El aborto ha sido uno de los grandes temas en mi vida. Soy católica, creo firmemente en la propuesta de vida de Jesucristo: Centrar nuestras acciones en un espíritu comunitario. Teniendo al prójimo como eje. Entendiendo que todo lo que haga repercute en el otro. Luego, la Iglesia… cuestión del hombre… de sus virtudes y sus miserias… de la que tengo sentimientos ambiguos. Desde lo personal, me acogió y acompañó siempre, y he vivido experiencias sumamente positivas con sacerdotes y religiosas increíbles, que luchan y trabajan mucho y muy bien por la sociedad, por los más desprotegidos… pero también, una institución que siento, se contaminó desde hace siglos, y hoy es urgente su sinceramiento y resignificación. Creo que las mujeres, organizadas en esta lucha que va mucho más allá de la despenalización del aborto, son un ejemplo y una invitación a trabajar. A trabajar seriamente cada uno desde su lugar. Por mejorar las relaciones humanas, especialmente las relaciones de pareja, de familia… basándolas en el respeto mutuo, en la valoración del otro, en la construcción de proyectos en común.
Hoy se discute el aborto legal. No: el aborto sí o el aborto no.
Cada uno tendrá su convicción. Lo cierto es que quienes sienten que la vida debe defenderse desde su concepción siempre, en todos los casos; tienen la libertad de actuar en consecuencia. Y quienes sienten lo contrario, se ven obligados a actuar en la clandestinidad, en lo prohibido, con culpa y afrontando los riesgos más crueles. Y a mis sesenta años, he abandonado el ímpetu juvenil de sentir que mi verdad es la verdad… y hoy creo que la vida es una búsqueda constante, y la única forma de ver la luz que ilumina el camino, es abrir la cabeza a las enseñanzas de todos y cada uno.
Por esto, creo que todos tenemos el mismo derecho a vivir en libertad. Y cada uno se hará cargo de las consecuencias. Los actos humanos “siempre dejan huella”, podemos sentir que bregamos por los derechos de los seres por nacer, pero si nos sinceramos, reconozco que simultáneamente, cercenamos el derecho de miles a vivir con dignidad. Que cada persona decida. Creo que es lo mejor. Espero que los católicos me comprendan. Creo en la profundidad del mensaje de “las bienaventuranzas”. Pero hoy:
“Estoy de acuerdo con la despenalización del aborto en la Argentina”. Creo, apoyo, felicito y agradezco, a todas las personas que trabajan por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Considero que es un aporte irremplazable para mejorar la vida en sociedad. Hay muchísimo para hacer aún. Será responsabilidad de todos.
Marcela Jaurena

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