Es una enfermedad progresiva de inicio lento, por lo que los primeros síntomas suelen ser solapados.
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es la tercera causa de muerte a nivel mundial. Se trata de una patología crónica relacionada a la inhalación de humo de combustión, siendo el principal factor de riesgo el tabaquismo y, en segundo lugar -aumentando progresivamente- el humo de biomasa. Se estima que la EPOC causa anualmente más de 3 millones de muertes en el mundo, según informes de la Organización Mundial de la Salud.
“Es una enfermedad progresiva de inicio lento, por lo que los primeros síntomas suelen ser solapados. El principal es la falta de aire o disnea ante esfuerzos, pero también se manifiesta con tos y expectoración crónica. Esto se debe a la inflamación de la vía aérea, producto de la exposición prolongada a partículas dañinas inhaladas”, señaló Walter Mattarucco (MN 80161), coordinador de la Sección Inmunología y Enfermedades Obstructivas de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.
Según EPOC.AR, un estudio epidemiológico organizado por la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria en colaboración con el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias -INER- Emilio Coni, y el único que arroja hasta la actualidad datos a nivel nacional, ya en 2014 un 14.5% de la población tenía EPOC y un 75% de quienes la padecían no estaban diagnosticados. Por lo tanto, nos enfrentamos a una enfermedad con alta prevalencia y alta tasa de subdiagnóstico.
“El diagnóstico requiere la realización de una espirometría. Esta es una prueba sencilla, no invasiva y que puede realizarse en 20 minutos, siempre en un entorno adecuado”, amplió el especialista.
El impacto en la vida del paciente dependerá del grado de severidad al momento del diagnóstico, que estará determinado por la espirometría, los síntomas y la frecuencia de “crisis” o exacerbaciones. Muchas veces dicho impacto puede afectar seriamente a las personas que la padecen. Es por ello que la principal estrategia es evitar la exposición a los factores de riesgo, como dejar de fumar, evitar exposición a humos y gases tóxicos en ciertos ambientes laborales, y el diagnóstico precoz.
Por otra parte, existe la llamada EPOC temprana. No es una enfermedad en sí misma, sino la descripción de algunos mecanismos que actúan en determinadas personas a lo largo de su vida y pueden confluir, según tiempo e intensidad con el desarrollo de EPOC. Por ejemplo: el nacimiento prematuro y el bajo peso al nacer, así como el tabaquismo materno o tabaquismo pasivo sufrido por los niños y sus consecuencias a largo plazo, también son factores de riesgo.
Tres acciones clave
1. Diagnóstico: la alta tasa de personas con factores de riesgo (tabaquismo, exposición a humo dentro de sus viviendas o en el trabajo) que desconocen su padecimiento requieren una búsqueda activa de casos. La espirometría (fundamental para el diagnóstico) en personas con factores de riesgo y síntomas es uno de los métodos para el diagnóstico temprano.
2. Tratamiento: llegar tempranamente y a todos los pacientes con los tratamientos adecuados. Uno de los problemas en el ámbito público es la falta de tratamiento para los pacientes con EPOC, complicando el acceso al mismo.
3. En la EPOC temprana: promover estrategias para mejorar la salud materno infantil (los primeros 1.000 días), alertar a la población sobre las consecuencias del tabaquismo pasivo. Promover el control y prevención de enfermedades respiratorias infecciosas y la búsqueda de personas con alteración temprana (antes de los 45 años) de su capacidad respiratoria.