«Me han estado citando y buscando para comentar sobre el enjambre Soledad Acuña, Erich Priebke, Primo Capraro, Página/12«, empieza Uki Goñi, uno de los más conocidos especialistas en la historia de los refugiados nazis en la Argentina, su minucioso comentario en Twitter después de la violenta reacción de Juntos por el Cambio ante la nota de tapa de este diario.
Autor de libros como «La auténtica Odessa» y «Perón y los alemanes», Uki Goñi es habitual colaborador de medios como The Guardian de Gran Bretaña o el norteamericano The New York Times.
«La nota de Página/12 me parece válida. Ojalá hubiera más debate todavía sobre la presencia nazi en Argentina. No es menor que el director de la Capraro fuera un criminal SS», evalúa, y se pregunta si la nota acusa a Acuña de nazi. «De ninguna manera», responde Goñi, quien a continuación destaca que el artículo «cita a Echeverría diciendo que si fuera así, todos quienes cursaron en ese colegio, incluyendo él mismo, serían nazis. Es obviamente relevante informar el colegio tan particular al que asistió la responsable de educación CABA», concluye.
La opinión completa de Uki Goñi
«Me han estado citando y buscando para comentar sobre el enjambre Soledad Acuña, Erich Priebke, Primo Capraro, Página/12. Abro ‘hilo’ sobre mi visión como investigador de los vínculos argentinos con el nazismo y su posible influencia en la realidad de este país.
La nota de Página/12 me parece válida. Ojalá hubiera más debate todavía sobre la presencia nazi en argentina. No es menor que el director de la Capraro fuera un criminal SS.
La nota sabiamente cita a Carlos Echeverría, otro ex alumno de la Capraro, autor del muy valioso documental «El Pacto de Silencio» sobre Priebke y Bariloche.
¿La nota acusa a Acuña de nazi? De ninguna manera. Y cita a Echeverría diciendo que si fuera así, todos quienes cursaron en ese colegio, incluyendo él mismo, serían nazis. Es obviamente relevante informar el colegio tan particular al que asistió la responsable de educación CABA.
Yo cursé la secundaria en Dublín. Nuestro profesor de francés, Louis Feutren, era un ex SS escapado a Irlanda, país neutral como Argentina.
En Dublín se sabía sobre Feutren, como se sabía sobre Priebke en Bariloche. Obviamente su presencia me afectó.
Antes lo llamaba «un lento acostumbramiento a convivir con el mal», hoy se dice «normalización». Si nuestro profesor es un SS, se va anestesiando nuestro compás moral. Me llevó tiempo evaluar esa cercanía. Es válido preguntarse qué evaluación ha hecho Acuña sobre Priebke.
Pero el hecho debería dar pie a un diálogo más rico que el actual en que peronistas y anti-peronistas se arrojan botellas. Ambas caras de la grieta comparten los aciertos y desaciertos que nos han traído hasta aquí.
Néstor Kirchner fue el que más blanqueó el vínculo argentino con el nazismo. En 2003 abrió los archivos nazis en Migraciones, y en 2005 pidió disculpas por la orden secreta del 1938 que prohibió otorgar visas a judíos que buscaban huir a Argentina.
Hoy faltaría que se abran los archivos de la SIDE sobre ingreso de nazis, operación llevada a cabo por Rodolfo Freude, jefe de la División Informaciones en Casa Rosada en 1946-48.
¿Perón era nazi? Perón era peronista. La huída nazi a Argentina hubiera ocurrido igual aunque Perón no hubiera sido electo en 1946. Antes del GOU, la marina argentina ya tenía un acuerdo para ayudar a agentes nazis en Sudamérica. Lo que vino después fue continuación de aquello.
La grieta permite a antiperonistas echar la culpa al peronismo, y a los peronistas desestimar los hechos como propaganda gorila. Ambos zafan mutuamente acusando al otro. El único que se hizo cargo fue Néstor Kirchner, abriendo archivos realmente (no la apertura fingida de Menem).
Ahora van a decir que soy K. Suerte con la estrategia adolescente de echarse la culpa ficticiamente entre ambos para zafar los dos por igual. Suerte con eso de pelear como pandillas en un callejón oscuro. Cuando se cansen, hay un país real, literalmente en llamas, que les espera».
(Fuente: Página 12)