Manuel Lozano: «Salir adelante no depende de un funcionario público, cada uno tiene que aportar desde su lugar»

Se mantiene esperanzado aunque asegura que se está terminando un año intenso. Habla de alegría, pese a las dificultades y se entusiasma cuando habla de un proyecto de residencias para estudiantes secundarios sin recursos que quieren seguir estudiando. Manuel Lozano dirige la Fundación Sí, una de las ONG’s más activas del país que brinda todo tipo de ayuda social. Es que, tal como afirma el eslogan de la entidad, también Lozano está convencido de que otra realidad es posible.
-¿Qué balance hacés de este 2018?
-Un año intenso. Fue un año de mucho trabajo y de mucho remarla en la Fundación. Con alegría porque elegimos hacerlo y eso hace que uno, en cierta forma, no deja de disfrutar de tener la posibilidad de hacer lo que hacemos. Pero con lo que implica estar permanentemente en contacto con la necesidad, con el dolor. Ni hablar, en el interior del país. Hace varios años que estamos ahí, pero este año hemos estado mucho trabajando en el interior.
-¿Cómo es el trabajo en el interior?
-Tenemos equipos de voluntarios armados en cada una de las provincias y eso nos sirve mucho de termómetro para ir viendo qué tenemos que hacer, cuáles son sus realidades, qué nos va diciendo la gente. En la Fundación cada uno de los proyectos ha surgido no tanto de una idea nuestra, sino de las cosas que la realidad nos va planteando.
-De lo que te van pidiendo, digamos.
-Claro. En el trabajo que hacemos en calles, cada área de trabajo surgió de las cosas que nos encontramos o que las mismas personas que hay en la calle nos iban planteando. Las residencias universitarias surgen a partir del pedido de los jóvenes que se nos acercaban y nos decían «che, queremos estudiar y no tenemos ningún tipo de posibilidad de poder hacerlo; estamos condenados a quedarnos donde estamos sin ningún tipo de herramienta para salir adelante». Y así en cada cosa. Entonces, para nosotros es clave el estar todo el tiempo escuchando qué es lo que nos van diciendo porque la realidad es la que te va marcando el camino todo el tiempo.
-¿Y este año qué panorama fuiste encontrando en el país?
-Todo el foco en cada uno de los proyectos está puesto en fortalecer y en intentar brindar herramientas. En calle, los que se pueden incluir laboralmente con todo el trabajo que se hace con los psicólogos, con el equipo de inclusión laboral y con el equipo de adicciones; en las residencias a partir de la posibilidad de estos chicos de estudiar. Y en el medio, obviamente, ante un año de crisis uno también tiene que asistir porque es la forma de que las dos cosas puedan seguir yendo para adelante.
Las residencias universitarias surgen a partir del pedido de los jóvenes que se nos acercaban y nos decían ‘che, queremos estudiar y no tenemos ningún tipo de posibilidad de poder hacerlo; estamos condenados a quedarnos donde estamos sin ningún tipo de herramienta para salir adelante’
-¿Cómo es el trabajo de las residencias?
-Nosotros recorremos los secundarios rurales de cada provincia y aquellos jóvenes de los parajes más pobres que tienen ganas de seguir estudiando se vienen a vivir de forma gratuita con nosotros a las casas de la Fundación. Pero, claro, muchos chicos plantean sus ganas de dejar de estudiar porque ven la situación en la que queda su familia. Y es difícil para ellos estar estudiando en una casa donde tienen la comida asegurada porque la financia la Fundación, baño, agua caliente, un techo, todo cubierto, y que su familia quede sin tener las necesidades básicas cubiertas.
-¿Cuál crees que es el principal desafío para hacer ese trabajo?
-En lo personal, yo siento que un desafío de cada uno de los voluntarios que hacemos las entrevistas es manejar el enojo porque, realmente, indigna. Indigna porque se le entrega un título de un secundario a un chico que no tiene las herramientas que debería tener, entonces, claramente le estamos mintiendo porque le estamos diciendo «mirá, te recibiste, terminaste el secundario» y es mentira.
-¿Por qué?
-Es mentira porque no tiene las herramientas que el secundario le debería proveer a un chico. Y mentirle de esa forma no deja de ser hipotecarles un poco el futuro. Porque después vienen con todas sus ganas, sus deseos de salir adelante, de estudiar una carrera y cuando los sentás frente a un texto muy básico no sabe lo que está leyendo, le das un ejercicio de lógica muy sencillo y no lo sabe resolver.
Tenemos en este momento 8 casas funcionando con 224 chicos y ahora abrimos dos casas más en Corrientes y en Tucumán. Vamos a llegar a 320 chicos que viven con nosotros, todos de zonas rurales y de situaciones de pobreza extrema
-¿Y de quién crees que es la responsabilidad de que esto sea así?
-Ahí somos responsables nosotros, los argentinos. Obviamente, después cada uno tiene un lugar mayor o menor de responsabilidad de acuerdo al cargo que ocupa. Pero eso duele, como duele cada una de las historias con las que nos encontramos en la calle en las recorridas, como duele el nivel de violencia al que están expuestos los chicos con los que trabajamos en las villas. Es difícil y este año se nota el recrudecimiento.
Duele cada una de las historias con las que nos encontramos en la calle en las recorridas, como duele el nivel de violencia al que están expuestos los chicos con los que trabajamos en las villas. Es difícil y este año se nota el recrudecimiento
-¿Por qué hay cada vez más gente en viendo en la calle?
-La calle para mí tiene una variable importante porque a diferencia de, por ejemplo, un comedor comunitario, hay mucha intervención de otras causales además de la económica. Por eso es una problemática tan difícil de abordar. Siempre digo que aunque la Fundación contara con millones y tuviera la posibilidad de construir una casa a todos los que viven en la calle, muchos seguirían viviendo en la calle porque lo más terrible en cada persona que llega a la calle es la historia de dolor que atravesó.
-¿Cualquiera puede ser voluntario de la fundación?
-Si, cualquiera. Nosotros somos 2.500 distribuidos en todo el país. Hay chicos de 12 o 13 años y personas de 80, hay chicos que son voluntarios y vienen de un barrio o una clase social que está muy bien económicamente, voluntarios que vienen de las villas, voluntarios que vienen en transporte público y voluntarios que vienen en su auto importado. No importa. La verdad es que hay una heterogeneidad en el voluntariado que creemos que es la gran riqueza de la Fundación y lo que nos permite llevar adelante todos los proyectos que llevamos adelante.
El sistema educativo en nuestro país hoy atraviesa una crisis profundísima
-¿Qué implica ser voluntario? ¿Qué tiempo se dedica a esa tarea?
-Eso es muy variable dependiendo el tiempo de cada uno. Lo importante, y ahí es un recorrido muy íntimo de cada uno, es ir viendo desde dónde puede cada uno. Hay algunos que participan de un proyecto, otros de otro. Otros vienen y son los que reciben las donaciones en la fundación. Hay cientos que salen a las noches a la calle a trabajar con los de la calle. Otros aportan desde su profesión, como los psicólogos o los médicos. Otros vienen y coordinan ciertos talleres que damos. Otros participan del equipo de inclusión laboral. Otros nos ofrecen puestos de trabajo y nos ayudan en la inserción de una persona de calle.
-¿Creés que todos podemos transformar la realidad?
Absolutamente todos tenemos una capacidad transformadora grande y la posibilidad de hacer algo. Cuando nosotros acompañamos a que alguien para que pudiera dejar la calle estábamos sorprendidos, no lo podíamos creer, y dijimos: si pudimos acompañar a él para que lo lograra, podemos acompañar a otro, y si podemos acompañar a dos, podemos acompañar a diez. Y hoy son más de 1.700 personas con las que trabajamos en calle. Y con los chicos de las residencias nos pasó igual. Nosotros dijimos hacemos una casa, son 12 chicos: ese era el proyecto. Y hoy son 320 chicos a los que se les está cambiando la vida y que el esfuerzo es de ellos. Porque nosotros los acompañamos, pero el esfuerzo de vivir lejos, de traspasar toda esa dificultad por la falta de herramientas que tienen para poder salir adelante, es de ellos.
(Fuente: Infobae)

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