La familia de Federico Ríos, el herrero de Quilmes acusado de Homicidio Agravado por matar a un ladrón que intentó robar tres veces su casa, reveló que el hombre, que está el prisión domiciliaria, sufre amenazas de la familia y los allegados de Franco Martín Moreyra por lo que están evaluando seriamente vender la propiedad, que construyeron hace más de 40 años, cuando el barrio recién se estaba edificado, y mudarse a otro lugar.
“La normalidad que teníamos de vida se terminó, perdemos una casa, por más que sea un patrimonio, es un punto de reunión de todas las Navidades y Año Nuevo”, dijo Federico, uno de los hijos de Ríos, quien precisó que las amenazas comenzaron ayer, cuando su padre recibió el beneficio de la prisión domiciliaria, pese a que la carátula de la causa se agravó desde la el homicidio en legítima defensa hasta el agravado.
Primero fue un grupo de allegados a Moreyra, que fueron hasta la casa donde ocurrió todo a intimidar a Ríos. No tenía por qué salir a matarlo”, exclamó una de las familiares del joven. “Que salga y dé la cara”, dijo otra de las mujeres que se apersonaron al lugar. Sin embargo, el jubilado no estaba en su domicilio porque el beneficio de la prisión domiciliaria fue concedido a otra vivienda. Federico ya se había mostrado preocupado porque la familia temía “represalias”.
Después de eso, las intimidaciones siguieron por las redes sociales, por lo que los Ríos están evaluado seriamente vender la propiedad, que es la casa familiar original, en la que vivieron el matrimonio Ríos con sus hijos hasta que estos se emanciparon. Ríos es un herrero muy conocido en ese barrio, del que fue uno de los primeros habitantes y en el que desarrolló una intensa actividad comunal. “Mi papá no es un homicida, no quería que esto pase”, señaló Sebastián.
¿Legítima defensa o no?
Sebastián Ríos contó que su padre sufrió “tres robos en la misma noche” y que todo “comenzó a las 2 de la mañana con un primer robo, siguió a las 3 o 4, y finalmente a las 5 de la mañana vuelven a ingresar y entran a la casa. Lo despertaron amenazándolo con un destornillador tumbero, con un mango hecho con trapo”, contó.
Según su relato, su padre forcejeó con los delincuentes, lo que derivó en corridas dentro de la casa que se desconoce cómo fue. Una vez en el patio de la vivienda, el hombre intentó reducir a los delincuentes. “Cuando me lo encuentro en el piso todo ensangrentado balbuceaba: ‘tirate al piso, no hagas que te tire’”, reveló Federico.
Tras esa situación tensa, uno de los delincuentes se abalanzó sobre Adolfo Ríos y lo golpeó brutalmente. El otro delincuente logró escapar por la medianera. “Cuando el delincuente cree que había reducido a mi viejo, quiere escapar y ahí es cuando se producen los tiros dentro de la casa”, explicó.
De los videos de seguridad de las propiedades vecinas surge otra evidencia, que amplía la secuencia. Moreyra estaba tirado en la calle, desarmado y herido, a unos 60 metros de la casa donde se produjo el primer enfrentamiento. Hasta allí llegó Ríos y allí le baría efectuado el disparo fatal, en el tórax, que terminó con su vida. (DIB) AL