Son los «picornavirus» que pueden causar infecciones pero en su mayoría asintomáticas.
Científicos del Conicet, Malbrán y Leloir, junto a la Prefectura Naval Argentina, hallaron en la Cuenca Matanza-Riachuelo una elevada cantidad de dos virus desconocidos hasta ese ahora. Esto implica una “alta circulación silenciosa” que, de momento, provocan infecciones asintomáticas en la mayoría de los casos y que no han generado epidemias.
Estos son dos picornavirus: Cosavirus y CardiovirusSaffold. Estos son integrantes de una familia muy amplia de virus que incluyen al virus de la polio, los enterovirus causantes de brotes de meningitis y hepatitis A, entre otros.
Según explicó el doctor en Bioquímica y Virología Daniel Cisterna (líder de la investigación e integrante del Servicio de Neurovirosis del INEI) a la prensa, “estos virus ya se habían encontrado en otras partes del mundo. De hecho, son virus globalizados, pero en Argentina todavía no se habían detectado en el medio ambiente”.
Y agregó que “en los reportes que tenemos de estos virus de otros lugares, como Brasil o Venezuela, se encuentran asociados a enfermedades respiratorias o diarreas y un trabajo reciente en Irán vinculó al Cosavirus con meningitis y encefalitis, es decir, con enfermedades neurológicas”.
Al respecto, el investigador explicó que en el país todavía no se han producido brotes de enfermedades importantes y que, en la mayoría de los casos, las personas son asintomáticas.
Pero hay un dato que inquieta a los expertos y es la circulación de forma silenciosa: “La presencia continua del virus en las muestras nos está diciendo que ese virus está circulando continuamente en forma silenciosa en la población, porque de otro modo no lo podríamos haber detectado ya que los virus tienen una vida muy corta fuera del hospedador (en este, caso las personas)”, detalló Cisterna.
También expresó que los virus pasan de una persona a otra y, como ha sucedido con el coronavirus, éstos mutan. “Las mutaciones son azarosas” y puede suceder que en algún momento se produzca una mutación hacia una forma más virulenta, lo que puede llegar a complicarse y a provocar más enfermedad que la que provoca actualmente.
El estudio es parte de un trabajo de vigilancia de los poliovirus que realiza el laboratorio dirigido por Cisterna del Cono Sur y Bolivia para la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud.
El objetivo de este tipo de hallazgos es “conocer que esos virus circulan en la población, tener las herramientas de detección e identificación y poder investigar su asociación a patologías que son muy importantes para la comunidad”, explicó el investigador.
A partir de esa detección, se puede ver si estos virus tienen algún impacto en enfermedades respiratorias, digestivas o neurológicas. Si esto se demuestra, “luego se puede incorporar el virus a los paneles de diagnóstico de rutina de los hospitales”. (DIB)