Enojos y mensajes internos en el peronismo tras el desembarco de Cristina en La Matanza

La Expresidenta estuvo con uno de los mayores enemigos políticos de Espinoza, a quien no le avisó de su visita. Tampoco a Kiricllof, que hoy salió a poner paños fríos en la interna.

 

La inesperada visita de Cristina Fernández a La Matanza volvió a poner en agenda la posibilidad de una candidatura propia para el año que viene pero, además, incluyó una serie de mensajes implícitos hacia la interna en el peronismo de la provincia, a la que el gobernador Axel Kicillof buscó hoy bajare el tono.

“A nosotros no nos llamaron, ni nos avisaron”, esa frase, repetida idéntica en la gobernación y en la municipalidad de La Matanza funciona como un dato político: Cristina desembarcó en el distrito electoralmente más relevante de la provincia de la mano de La Cámpora y de espaldas a Fernando Espinoza y a Axel Kicillof.

Aunque no ocupe la primera fila en las fotos ni haga las declaraciones más estridentes, Espinoza está alineado con el sector que apoya al Gobernador contra Máximo Kirchner desde al menos el año pasado, cuando quedó disconforme por el cierre de las listas electorales para la legislatura que comandó el jefe de La Cámpora.

“Si (Jorge) Ferraresi puede hacer un acto en Quilmes sin avisarle a Mayra Mendoza, nosotros por qué tenemos que avisar a Espinoza para hacer algo en su territorio: las reglas que se reclaman tienen que ser iguales para todos”, le dijo a DIB uno de los camporistas que estuvo en con Cristina en la Parroquia San José.

La referencia al intendente de Avellaneda deja en claro la voluntad de confrontación que animó la movida matancera: fue una respuesta a las incursiones de uno de los impulsores más duros de la carrera presidencial de Kicillof en el territorio de Mendoza, la intendenta más cercana a Máximo, quien podría impulsarla a la gobernación.

La cuestión de los actos en “territorio ajeno” había causado incluso un reproche directo de Mayra a Kicillof en la gobernación, luego de un par de intervenciones de Ferraresi en Quilmes, en la que desafió al camporismo. En aquella oportunidad, desde el entorno del Gobernador explicaron que él no digita la política del alcalde.

Pero ahora, el desplante no solo causó fastidio en la gobernación: también la vice, Verónica Magario, que desde hace años conduce el peronismo del distrito junto a Espinoza y mantiene una buena relación general con Cristina, estaba enojada, según pudo saber este medio.

El diseño del operativo de desembarco de Cristina, a cargo del matancero Facundo Tignanelli, presidente del bloque de Diputados de UxP en la Provincia, fue quirúrgico: el párroco de San José, el padre Nicolás Angelotti, mantiene un duro enfrentamiento con Espinoza que en el entorno del alcalde consideran muy difícil de encausar.

El “Tano” Angelotti, como le dicen al cura, tiene una historia de años en el distrito: cuando desembarcó trabó relación estrecha con María Eugenia Vidal, con quién negoció la llegada de efectivos de Gendarmería al distrito. Pero después dio un giro y trabó una relación estrecha, de diálogo y visitas frecuentes, con Máximo.

Angelotti forma parte del grupo de curas villeros que orienta el obispo Gustavo Carrara, promovido a esa jerarquía por el Papa Francisco, y es incluso más duro contra Espinoza que su superior, monseñor Eduardo García, el obispo de San Justo. Por eso, su elección como interlocutor para el desembarco también es un mensaje.

Para la dupla Espinoza-Magario es un adversario político directo. Uno que suman a Patricia Cubría, la exdiputada que fue candidata a la intendencia y está en pareja con Emilio Pérsico, el dirigente del Movimiento Evita que comenzó a tejer una alianza con Máximo después de que un sector renovador del movimiento se incorporó al gobierno de Kicillof.

En las primeras declaraciones después de la visita, Kicillof buscó -desde México- restarle dramatismo a la interna, que no negó. “No hay que dramatizar”, dijo el Gobernador. Agragó que todo ocurre por la dureza de la derrota electoral del peronismo a manos de Javier Milei, que disparó el proceso de discusión interna y que hay que transitar el momento político. En el entorno de Máximo habían desafiado: “no sé cuántos dirigentes en el país pueden recorrer un territorio como Cristina en La Matanza. Cerca del gobernador lo admiten: “Cristina está en otro nivel”. Pero responden:” Máximo la necesita a ella para aparecer, y eso es una muestra de debilidad de él”. (DIB) AL