Panorama político: Alberto, el empoderado

La pelea entre Fernández y De Pedro, un cambio de lógica política. Los efectos bonaerenses. La confesión clave que Macri le habría hecho a Bullrich. Las opciones que maneja Milei.

Por Andrés Lavaselli

El affaire que desató la falta de invitación a Eduardo “Wado” De Pedro a un acto oficial con organismos de Derechos Humanos y el presidente Luiz Inacio “Lula” Da Silva puede no ser un episodio de disputa más de una interna que, tal vez, ya acumula demasiados. Es que esta vez fue el Presidente Alberto Fernández el que ordenó emplazar al ministro sobre su permanencia en el gabinete, lo que invierte la lógica de manejo del poder respecto de la que regía hace solo unos meses, cuando había sido el propio De Pedro –junto a otros funcionarios K- quien había presentado su renuncia.

Todo el episodio acepta la lectura en términos personales: la historia de De Pedro, que sufrió en forma directa en terrorismo de Estado cuando era un bebé, podría bastar para explicar su enojo. El ministro bien pudo considerar un destrato inaceptable no haber estado, justo él, en la reunión en que Fernández y los organismos emitieron una señal clara del reingreso de Brasil al consenso regional sobre la vigencia de los DD.HH como pilar de la democracia, tras el rechazo que había significado el bolsonarismo a ese acuerdo de base.

Sin embargo, el trasfondo electoral es evidente. Los que quedaron enfrentados son Fernández, que no declina sus aspiraciones reeleccionistas y De Pedro, el camporista que mejor rankea en el kichnerismo para desafiarlo. Y que venía de reunirse, hace unos días, con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien lo alienta a “caminar” el territorio con traje de candidato. Dos espacios del mismo Frente, cara a cara. Es cierto que Cristina también alienta al embajador Daniel Scioli, siempre deseoso de tomarse revancha de su derrota de 2015. Son, especulan en el Patria, opciones que maneja por si el “plan Massa” no resulta efectivo.

Lo central del episodio es que Fernández aparece exigiendo el alineamiento o la salida, aunque sea por interpósitos dirigentes de “Wado”. Es un cambio notable de “estilo de conducción, una especie de “empoderamiento” que no puede desvincularse del avance del cronograma electoral. Que el descontento de De Pedro se haya vehiculizado a través de un “off” a periodistas es una paradoja menor, pero mencionable. Había sido justamente un mensaje de ese tipo, emitido por el albertista  Matías Kulfas con críticas a Cristina, lo que detonó su salida del Gabinete a instancias del kirchnerismo que ahora defiende en bloque al ministro del Interior.

El que debe de estar contento es Axel Kicillof, que lo único que quiere es que no lo manden a competir al escenario nacional. Si Fernández y Wado son los que están en el ring ahora  (y Scioli y Massa también juegan) tanto mejor para él.

Un último punto, notable: la tensión electoral que agita el gabinete nacional se da en el peor momento de la gestión de Massa al frente del ministerio de Economía, con una visible dificultad para controlar un dólar “blue” que, se suponía, iban a poner en caja en enero. Y días después de que se confirmara el sobrecumplimiento de las metas fiscales del FMI. O, en criollo: de que quedara claro que está ajustando más que lo que el Fondo exige. Puede ser una receta efectiva para la estabilización, pero no es el menú que elegiría un candidato.

Una charla

En Juntos por el Cambio, la reunión de Patricia Bullrich con Mauricio Macri acaparó las miradas. Se habló mucho de que la exministra tuvo una foto que no consiguió, en un encuentro similar, Horacio Rodríguez Larreta. Es cierto que el expresidente y su ministra tienen entre si una afinidad ideológica que es menos nítida con el jefe de Gobierno. Pero por una vez, la imagen no es lo que importa: en el encuentro Macri le habría dicho a su exministra de que dejará que ella y Larreta compitan por la candidatura presidencial.

Sin confirmación oficial por ahora tal vez porque aún sea reversible, si esa salida de Macri de la boleta se confirma (lo diría a la vuelta de un viaje a India) sus efectos en el escenario bonaerense serán concretos. Bullrich, por caso, no podría contar con Ritondo como candidato a Gobernador, porque Macri impulsaría María Eugenia Vidal para la ciudad lo que le restará fuerza para imponer un candidato en la provincia. Cerca de la Presidenta de PRO dicen que mira a algunos radicales con atención: esa fuerza podría aportarle, además de un vice, una estructura territorial de la  que carece. El problema es que Diego Santilli, su rival en la interna, también piensa en un o una vice radical. Parece condenada, esa fuerza centenaria, a volver a completar fórmulas.

Milei, vedete en las últimas horas por las encuestas que marcan que su perfomance en provincia podría ser la llave de la victoria de Kicillof a raíz de la división del voto opositor que propicia, parece desojar la margarita. ¿Quién será su candidato? En Mar del Plata, donde estuvo el domingo, se vieron muchas remeras de Fernando Burlando. Dicen que mide mucho más que Victoria Villaroel y Carolina Píparo. José Luis Espert, por su parte, dijo que no será funcional al kirchnerismo. Traducción: rechaza una alianza con Milei. (DIB)